Lo curioso es que no fue muy claro en sus conceptos o, en realidad, buscó embarrar la cancha enmascarando su opinión concreta en medio de definiciones más amplias que no eran el eje de la consulta.
Consultado sobre su opinión sobre la ley que limita a dos períodos, el tiempo consecutivo en que un ciudadano puede estar al frente de un municipio, el intendente Cáffaro afirmó que “por un lado estoy de acuerdo con que haya ciertas restricciones a los mandatos -pero- en el caso nuestro, los intendentes estamos muy cercanos a la gente, la gente no te elige por una boleta sábana, te elige porque corta”.
Lo cual es una realidad, y las últimas cuatro elecciones son un fiel reflejo de ello, puesto que las elecciones ejecutivas, 2015 y 2019, las ganó el mismo partido, y las elecciones legislativas, 2017 y 2021, las ganó otro. Ahora bien, ¿Qué tendrá que ver la forma en la cual vota el ciudadano con que haya un limitante en el tiempo en que un Intendente puede ejercer como tal?
Entonces, a partir de esta idea de “es muy bueno, pero solo si no me involucra a mí”, avanza afirmando “en este sentido tengo una cierta crítica porque es una ley que está por encima de la Constitución, de Ley Orgánica Municipal y la Constitución de la Provincia”, lo cual no deja de sorprender porque si así fuera, el Intendente entiende que es una ley anticonstitucional, y como funcionario público tiene la obligación de denunciarlo. ¿Es su pensamiento real o lo que busca es cambiar el eje de discusión?
Sin dudas la segunda opción, porque entonces el Intendente se adentra en una realidad sobre la cual no hizo nunca nada. Afirma Cáffaro que con esta discusión “se tapa la cuestión de fondo”, porque “los municipios son prestadores de servicios en la provincia de Buenos Aires; cuando en realidad somos promotores de desarrollo urbano, de desarrollo social y cada vez asumimos más responsabilidades”, y agregó que “la cuestión de fondo es otra, -es- qué hacemos con seguridad, educación; que rol van a cumplir los municipios de acá en más”.
“Nosotros cobramos tasas municipales, o sea, una tasa por un servicio, no cobramos impuestos cuando nos encargamos de todos estos temas que no están en agenda”. Mentirilla, es cosa juzgada que el municipio cobra tasas e impuestos y el Intendente lo sabe y lo oculta.
Resulta curioso porque nada tiene que ver esta realidad con la posibilidad de reelección indefinida, y además por la inacción propia y de su fuerza al respecto. Nuevo Zárate tuvo la particularidad de ubicar un legislador provincial siendo un partido municipal, lo cual entraña cierta incoherencia intrínseca, y durante los cuatro años de mandato de la diputada Patricia Moyano, no hubo ninguna propuesta sobre esta cuestión. Tampoco hubo discusión política alguna de su Partido Político, o el que adopte según las circunstancias, sobre estas temáticas en el Concejo Deliberante, por más que se enuncia que es el ámbito en el cual deben plantearse las discusiones políticas.
Pero para eso no lo habían convocado a una entrevista y consultado específicamente sobre si esta realidad era incompatible con la limitación a solo dos períodos consecutivos, Cáffaro afirmó que para él “no es incompatible”, lo cual echa por tierra todo lo que había enunciado anteriormente, aunque rápidamente se retractó y sostuvo que “lo ideal sería que haya una libertad absoluta –porque- cuando se sancionaron estas normas de reelección indefinida, no había el grado de conectividad que tenemos ahora.
Actualmente se sabe al segundo lo que se está haciendo en cada ciudad, en cada lugar”, como si eso tuviera algo que ver. Y por otro lado vuelve a mentir descaradamente porque si hay un ocultador serial es Osvaldo Cáffaro.
O sea, limitar está bien pero limitarme está mal, porque “creo que tiene que haber una norma provincial. Pero si es indefinida o no me parece que no hace a la cuestión de fondo. Creo que acá lo más importante es discutir el rol de los municipios en este país”. Sí, y cuánto pueden estar al frente quienes lo conducen, pero vuelve el confusionismo, confunde provincia y Nación. Los municipios son de acuerdo a cada provincia, y Cáffaro también lo sabe, no olvidemos sus cuatro años de diputado provincial y catorce años de intendente municipal.
Y puesto a imaginar lo que debe ser, también sumemos que el Intendente, como el resto de los ciudadanos, debe cumplir la ley. Que no viole la ley electoral que impide los actos de gobierno en los 15 días anteriores a la realización de los comicios, que exponga ante la ciudadanía la rendición de cuentas del uso del dinero de los vecinos, que no regale parte de este dinero falseando la información acerca de por qué se entrega.
Que no espíe a sus vecinos para lograr disciplinamiento absoluto, que no gobierne con mano dura, obviando al Departamento Legislativo, sin aplicar ordenanzas vigentes y firmando (¿Firmando? ¿Los firma él realmente?), decretos por doquier sin control ciudadano. Que no gobierne, con la complicidad del Concejo Deliberante, en emergencia permanente sin rendir cuenta de sus acciones.
En definitiva, citando (y parafraseando) al ex presidente Néstor Kirchner, alguien que siga “creyendo en valores y convicciones a las que no pienso dejar en la puerta de entrada”, en este caso de la Municipalidad, pero bueno, sería pedir que el Intendente dejara de ser quien es. Por lo pronto quedó en claro que si de él depende, no se irá del municipio, a lo sumo lo mudarán unos kilómetros al oeste.
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