Terminó la campaña electoral y con ella la exposición pública de las UTE, las Uniones Transitorias de Empresas en las que se han convertido las alianzas electorales en los últimos años. Jorge Luis Borges diría que “no los une el amor sino el espanto”, y algo de eso hay porque el leit motiv de la mayoría de ellas era la oposición a su principal rival, ya sea para criticar lo que se hace o para que no vengan los que no están, porque cuando estuvieron en otros lados, uf, la que hicieron… pero no hay debate de propuestas concretas.
Y decimos que son Uniones Transitorias de Empresas y no frentes electorales porque tal como se reseña en la página del Sistema Argentino de Información Jurídica (http://www.saij.gob.ar/doctrina/daoc050040-cerutticontratos_colaboracion_empresaria_necesidad.htm), las uniones transitorias de empresas tienen por finalidad el "desarrollo o ejecución de una obra, servicio o suministro concreto […] pudiendo desarrollar o ejecutar las obras y servicios complementarios y accesorios del objeto principal". A diferencia de la agrupación de colaboración, las uniones transitorias de empresas, caracterizadas por su transitoriedad y especificidad, aunque no persiga ánimo de lucro para sí misma, procura resultados especulativos para sus miembros por lo que el contrato deberá establecer la proporción (pro-cuota) de participación en la distribución de los mismos.
Y esta realidad es bastante clara, puesto que ni el Frente de Todos ni Juntos tienen funcionamientos como tales, sino que son meros amontonamientos para poder tener mayores posibilidades de acceder a un puesto pero sin proyectos concretos en común. El ejemplo más claro de eso es que si bien comparten una lista, al momento de ingresar participan en bloques diferenciados porque eso posibilita un mayor y mejor acceso a una porcioncita de torta para el funcionamiento administrativo, y el nombramiento de personal y una silla a la hora de sentarse a “negociar”, lo que alimenta el ego de quienes se creen importantes por tener un título.
Es evidente entonces que la unión transitoria bajo un mismo signo político, en una misma boleta solo tiene que ver con maximizar las posibilidades de resultar electos y baste ver la campaña electoral local de los principales contendientes para corroborar lo dicho.
La campaña “oficial” de Juntos se monta sobre la lógica provincial e incluye a Facundo Manes, candidato a tercer diputado nacional, con el objetivo de mostrar pluralidad de ideas y procurando contener al electorado radical que no lleva un candidato “propio” al frente de la boleta y que no fue la opción más elegida en las PASO.
Sin embargo, esta lógica no fue reproducida a nivel local, donde la campaña se focalizó en su primer candidato, Marcelo Matzkin, y en algunos casos al tercero, Alejandro Cracco, gracias al grado de exposición pública que tuvo en el último tiempo en base a su desempeño profesional.
No colaboraba mucho con la cuestión el que de los 22 candidatos, 21 fueran del mismo sector y solo se haya incorporado el quinto candidato a concejal titular, Norberto Toncovich, de uno de los otros tres sectores que participaron de las PASO. Entonces Toncovich inició su propia campaña electoral en la que sigue la misma lógica oficial, pero poniéndose él reemplazando a Matzkin.
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