Por Eduardo Rivas
Fin de semana complejo para las autoridades municipales del área de seguridad, que expuso de manera cruda y descarnada la realidad local a la que nos enfrentamos los zarateños a diario. Como cantaba Gustavo Cerati, “en sus caras veo el temor, ya no hay fábulas en la ciudad de la furia”.
Un rápido repaso de los hechos de inseguridad más conocidos consignan un muerto en Villa Angus, un herido por arma de fuego, y varios robos en propiedades, además de vehículos en vía pública. Incluso el caso más paradigmático del Fiat Uno que se robaron de la puerta del Honorable Concejo Deliberante y del que aún no hay noticias, puesto que pareciera que las filmaciones de las cámaras de seguridad del municipio son selectivas.
Aunque quizás lo más llamativo de todo sea el conductor que “bajó” por la escalera de Rómulo Noya con su auto… ya lo dijo Cerati, “nada cambiará con un aviso de curva”. ¿Y qué tiene que ver esto con la seguridad ciudadana? Bastante más de lo que uno podría imaginar a priori.
El hecho ocurrió en horas de la madrugada del pasado sábado y desde entonces el vehículo quedó ubicado sobre la escalera de Rómulo Noya, y según el reporte municipal “existe riesgo que continúe descendiendo y causando perjuicios a las viviendas de la zona”. Lo curioso del caso es que se menciona en el mismo comunicado que “se iniciarán las acciones pertinentes para el resarcimiento económico el Estado municipal, por la imprudencia en el manejo del automóvil”.
¿Qué ocurriría si los conductores iniciaran las acciones pertinentes para el resarcimiento económico por parte del Estado municipal por la imprudencia en el mantenimiento de las calles del municipio?
Pero lo llamativo del caso, y que el comunicado oficial no menciona, es que el conductor podría iniciarle acciones judiciales al municipio, porque mientras su coche quedó en la escalera estuvo bajo custodia de las autoridades locales y lo robaron. En palabras del todólogo Lisandro Frutos, el mismo de las compras de los quesos y salames franceses de la zona de roquefort y con los mismos hongos, el mismo de la firma irregular con un sello que mentía respecto al cargo que ocupaba, era necesario ubicar personal que lo cuidaran porque lo estaban desarmando.
Tardó más de 14 horas en hacer el pedido, y como era de esperar llegó tarde, porque como se ve en la imagen que difundió el municipio, que incluye un móvil de la Dirección de Prevención Urbana, que en las primeras imágenes que se conocieron no estaba, al vehículo accidentado le falta la rueda trasera izquierda.
La preocupación de Frutos, evidentemente, no era que lo desarmaran, sino que lo siguieran desarmando. Quizás la demora en el accionar del todólogo tenga que ver con que actualmente, tras los últimos cambios hechos públicos por el municipio, Frutos es subsecretario de comercio, tránsito y transporte y la DPU, una suerte de súper subsecretario… aunque ya se sabe que quien mucho abarca poco aprieta… aunque se esfuercen por apretar.
¿Pero qué seguridad pueden esperar los vecinos de parte del Estado municipal si no pueden evitar el robo de un auto de la puerta del Concejo Deliberante, ni partes de otro que está sobre una escalera? ¿Qué pueden esperar en los barrios si a pocas cuadras de la comisaría pasa esto?
Seguramente alguna de los centenares de cámaras instaladas haya tomado imágenes de estos hechos, aunque como las que funcionan realmente son menos de cincuenta, la suerte de la coincidencia debería ser enorme.
Parafraseando a Cerati, “Zárate se ve tan susceptible… es el destino de furia”… pero el destino no es algo que viene dado, es algo que construimos todos, día a día, y de nosotros depende que no cambie nuestra realidad.