Por Eduardo Rivas

Pese a cometer delitos. Pese a no respetar las normas. Pese a la inseguridad. Pese al estado deplorable en el que se encuentra Zárate. Pese a los negocios y negociados. Pese al vacunatorio VIP. Ganó Osvaldo Cáffaro.

Uno podría acordar con el filósofo alfonsinista trasandino y decir “billetera mata galán”, pero eso sería poner la responsabilidad en el otro y no asumir la cuota parte que corresponde a cada uno.

Cáffaro no ganó solo por lo que enumeramos al inicio de la columna, ni por el dinero que repartió, también ganó por la interna de Juntos, que tenía un claro desequilibrio de las fuerzas que integran la alianza.

También ganó porque faltó política ciudadana en los últimos dos años. También ganó porque la oposición no hizo lo que tenía que hacer. También ganó porque no se le ofreció a la ciudadanía una opción superadora que entusiasme al vecino a querer cambiar.

Juntos obtuvo más votos, y la legislación electoral le da la posibilidad de equilibrar el Concejo Deliberante, sin embargo, es una victoria “a lo Pirro”. No debe equivocarse si quiere ser opción de Gobierno en 2023.

No alcanza con criticar lo que hay, es necesario proponer una alternativa en serio y hay que comenzar a construirla ya. Plantear qué se quiere hacer y cómo se quiere hacer. Y eso demostrarlo en hechos concretos que demuestren que se está dispuesto a hacer algo distinto y con un objetivo claro.

No sirve acordar con el oficialismo y luego mostrarse como oposición. Hay que ser claro, y esto no significa ser una oposición obstruccionista, pero no se puede ser tolerante con la trampa, el negociado y el delito. Si no se lo denuncia se es cómplice. No alcanza con mostrarse como la versión prolija, hay que ser otra cosa.

El oficialismo tiene, por su parte, varios desafíos por delante. El primero de ellos al interior de la coalición, la necesidad de adecuar un equilibrio de fuerzas en un Concejo Deliberante en el que los representantes del caffarismo son cada vez menos. ¿Qué hará el peronismo? ¿Seguirá siendo furgón de cola del Intendente o procurará imponer su mayoría interna?

Y por otro lado el trabajo de cara a 2023. Entonces se abren varios interrogantes. ¿Cáffaro fogoneará un candidato de su riñón para garantizar la continuidad de Nuevo Zárate como alternativa de Gobierno? ¿El Partido Justicialista disputará el liderazgo del Frente de Todos ya sin la presencia de Cáffaro como candidato o se subsumirá como hasta ahora?

¿O Cáffaro se sumará a aquellos intendentes que pretenden un pronunciamiento judicial que interprete que si no están al frente del Ejecutivo en los dos años anteriores al nuevo período podrían presentarse a elecciones nuevamente? Si así fuera sería un barajar y dar de nuevo, porque la realidad política zarateña cambiaría totalmente.