Por Eduardo Rivas
El pasado 28 de octubre “El Radicalismo vuelve a la cancha”, se promocionaba el acto que, con numerosas reminiscencias alfonsinistas, la Unión Cívica Radical preparaba en Ferro.
Y no defraudó… aunque con matices.
Mientras en 1983 el “Alfonsinazo” en Ferro fue la muestra clara que Raúl Alfonsín estaba en condiciones de ganar las elecciones, porque por primera vez se llenaba un gran estadio, porque había un paro de transporte para dificultar el traslado, maniobra típica de los gremios peronistas para embarrar la cancha, porque se estaba a un mes de los comicios y fue el comienzo de una serie de actos públicos masivos que culminaron el 26 de octubre en la avenida 9 de julio. Ahora, 38 años después, lo que hubo fue una mala copia.
Inicialmente porque mientras Alfonsín llenó el estadio de futbol, en 2021 incumpliendo los protocolos vigentes, se llenó el microestadio de básquet. Buena técnica de marketing político. Bajo el pretexto de los protocolos anti Covid-19, se podía “justificar” un estadio que no estuviera lleno y hablar de “la gente que quedó afuera”, que nunca se ve. Alfonsín le dijo a los militantes que organizaban el acto de cierre de campaña que quería el escenario al pie del obelisco y no en el estadio que se había reservado, su explicación fue “si no somos capaces de llenar la 9 de julio no podemos ser Gobierno”.
No es una diferencia menor, porque puso sobre la mesa lo que después Facundo Manes manifestó en su discurso. El candidato a diputado nacional dijo que el Radicalismo había perdido anclaje en la sociedad porque ésta había cambiado y el partido no, y es descripción cuando menos discutible, porque cabe preguntarse si el partido debe cambiar lo que comunica o tan solo modificar la realidad de comunicar.
Dijo Manes que los partidos no tienen por qué vivir eternamente y es cierto, la razón de ser es que sean canalizadores de una demanda de la sociedad; la cuestión es que si esa demanda no existe el partido ya no tiene representación posible, no debe buscar una nueva demanda para entonces sobrevivir. “Que se pierdan mil gobiernos antes que vulnerar nuestros principios”, frase que en cierta forma reformulara Raúl Alfonsín al afirmar "Si la sociedad se hubiese derechizado, lo que la UCR debe hacer es prepararse para perder elecciones, pero nunca hacerse conservadora". En consecuencia ¿Qué significó el aggiornamiento del Radicalismo?.
Porque la realidad indica que quiere ser un partido de futuro, como mencionó Manes, pero no puede mirar hacia adelante y continuamente mira hacia atrás.
Pasaron 32 años desde la finalización del gobierno de Raúl Alfonsín, y sin embargo vuelve una y otra vez su figura pero sólo repitiendo sus palabras y sin explicar su esencia. En aquel acto de Ferrocarril Oeste Raúl Alfonsín dijo “No sigan a hombres, los hombres fallan a veces o no pueden, sigan ideas, los principios y los ideales acompañan toda la vida a un hombre de bien”. En la actualidad, más de la mitad del electorado, nació después de la finalización del gobierno de Alfonsín, y desconocen sus valores, sus principios, su accionar ciudadano porque no se los enseñó nadie. El repetir sus palabras como un mantra, no convoca a nadie, solo reafirma hacia el interior partidario.
Y ese quizás sea el problema mayor que tiene la Unión Cívica Radical, el querer cambiar pero no asumir el cambio. El modificar hacia afuera porque la sociedad espera otra cosa pero no cambiar hacia dentro porque eso se vive como una traición. El obrar distinto pero sin aceptar que se hace lo que siempre se renegó, y la candidatura de Facundo Manes es el mejor ejemplo.
La Unión Cívica Radical siempre renegó de llevar outsiders como candidatos, pero como Manes tiene “su corazoncito” radical, aunque no su militancia, y gozaba de prestigio y conocimiento en la ciudadanía, se lo convocó para encabezar la lista de diputados nacionales en las PASO. En consecuencia, el Radicalismo cambió en función de lo que la sociedad espera. ¿Es lo que espera el partido o es la tabla de salvación para garantizar cierto piso electoral y poder discutir en otros términos en la UTE en que se ha convertido Cambiemos?.
Las propias palabras de Manes así lo demuestran.
En su discurso habló del surgimiento del Radicalismo en 1890… cuando el Radicalismo surgió en 1891.
En su discurso no hubo definiciones de sociedad ni de país sino frases generales con las cuales nadie puede discrepar, la cuestión es saber cómo llegar a construir ese objetivo común que se propone.
Y hasta en su discurso se buscó traer una vez más la figura de Alfonsín al retomar parte de su discurso de 38 años atrás. Pero las diferencias son abismales, porque mientras Alfonsín se preguntaba “¿Por qué marchamos?”, Manes se pregunta “¿Por qué dimos el paso?”. Porque se apeló a una cuestión emotiva para pretender linkear las situaciones cuando las realidades son extremadamente diferentes. Alfonsín en 1983 era un líder, que luego demostró ser un estadista. Manes en 2021 es un candidato, queda por ver qué demuestra ser. Porque hasta aquí no se le conoce a Manes ninguna participación pública más allá que la realizada en su ámbito profesional, y creer que ser bueno en su desarrollo personal lo hace buen político o buen gobernante no solo es un error… también es algo de lo que el Radicalismo siempre renegó.
Finalmente, ¿Era necesario el cierre con el Preámbulo, que por cierto Alfonsín recitaba y Manes leía? ¿Tiene el mismo significado, aun siendo el mismo, el Preámbulo en 1983 tras siete años de dictadura que en 2021 tras el período democrático más extenso de la historia argentina? Sin dudas no, y la búsqueda emocional es innegable, pero es tan solo para una parte del Radicalismo, no para la sociedad en su conjunto. Porque por si fuera poco Manes falló en su lectura.
El error en el que incurrió Manes al leer el Preámbulo de la Constitución está a la altura del célebre fallido de Deolindo Felipe Bittel en el cierre de la campaña electoral del Partido Justicialista en 1983. En aquel entonces Bittel dijo “Hoy la gran alternativa, la alternativa de la hora es liberación o dependencia, y nosotros vamos a optar por la dependencia” (https://www.youtube.com/watch?v=pa_e_vzqfAo). Dijo el neurocirujano y candidato a diputado nacional que había dado el paso y seguía marchando para “constituir la unión nacional, afianzar la justicia, consolidar la paz interior, proveer a la defensa común, promover el bienestar general, y asegurar los beneficios de la libertad, para nosotros, para nuestra PROSPERIDAD, y para todos los HABITANTES del mundo que quieran habitar en el suelo argentino”. https://www.youtube.com/watch?v=PLOTS1GCKh0
Puede parecer una cuestión mínima, pero es un cambio de valores enormes. En el pensamiento de Facundo Manes no se lucha para la posteridad, se lucha para la prosperidad. Ya no se construye para el futuro, se construye para el ahora. Ya no hay sueños colectivos en el largo plazo sino tan solo acuerdos coyunturales.
Decía Manes que la sociedad había cambiado y el Radicalismo no lo había hecho. A veces es mejor no hacerlo porque no cualquier cambio es bueno.
El Radicalismo debía modernizar su comunicación y adecuarla a los nuevos tiempos, pero en lugar de hacerlo solo presenta lindas frases vacías de contenido o, peor aún, contradice en los hechos lo que pronuncia en las palabras.
Basta como ejemplo el homenaje que brindó el Radicalismo zarateño a Raúl Alfonsín a 38 años de su triunfo electoral.
Invitaron a colocar un rosa en el busto de Alfonsín… Y colocaron claveles.
Aunque si tanto se mira Alfonsín, quizás la clave sea recuperar aquellas palabras que le dedicara al Presidente de la Sociedad Rural Argentina Guillermo Alchouron, cuando desde el palco y en medio de un aguerrido discurso que mucho se distanciaba con los históricos discursos de ocasión le dijo “Yo les pido disculpas a todos por mis equivocaciones pero tengan la seguridad que hay una pasión argentina que me mueve y que nada me va a convencer de que no es necesario seguir adelante, no me importan los votos, me importa el futuro de nuestros hijos, señor Presidente”.
Cuando lo que importe sean las próximas generaciones y no las próximas elecciones el Radicalismo volverá a las calles y las canchas no alcanzarán para cobijar a tantos argentinos que luchen por un cambio radical.
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