Este martes, Boca Juniors recibió en La Bombonera al Sportivo Trinidense de Paraguay, en el segundo partido de ambos equipos por la Copa Sudamericana. El “Xeneize” dominó durante gran parte del juego y se impuso 1 a 0, pero terminó sufriendo cuando Aaron Anselmino, autor del único gol, se tuvo que retirar lesionado y el local quedó con 10 porque ya había agotado los cambios.
El equipo de Diego Martínez salió a buscar el desequilibrio desde temprano y la jerarquía de los jugadores boquenses se notó desde primera hora. Sin embargo, aunque Boca dominaba, Trinidense no se dejó llevar por encima y se plantó fuerte en el campo de juego, con mucha solidez en la defensa y velocidad para contraatacar.
Los prometedores avances del “Xeneize” no encontraron la profundidad que se esperaba, y si bien tuvo chances claras que no terminaron en gol por poco, lo cierto es que con el correr de los minutos, el partido se le fue cerrando al local, que sin la presencia de Cristian Medina en la cancha se vio obligado a repensar su esquema táctico sin un conductor nato y talentoso para organizar el juego.
El primer tiempo terminó con muchos sobresaltos para el equipo paraguayo, que a fuerza de oficio, solidaridad y concentración logró evitar que los ataques de Boca penetraran la defensa.
En el complemento Boca no perdió la intensidad, pero sí la claridad y se le empezó a notar una cierta desesperación y apuro, tanto en la presión para recuperar la pelota como a la hora de cerrar las jugadas. El nerviosismo del local se vio traducido en las primeras llegadas del visitante al área boquense, al mismo tiempo que la dupla uruguaya formada por Edinson Cavani y Miguel Merentiel perdía peso y poder de fuego al no tener tantas aproximaciones claras.
Sin embargo, el ingreso de Luis Advíncula y Lautaro Blanco le otorgaron aire y velocidad al conjunto de Martínez. Fue así que, aunque Boca también sufría de a ratos por las inquietantes llegadas del contrario, finalmente tras un doble corner, Blanco lanzó un centro perfecto para que cabecee el juvenil Aaron Anselmino, quien clavó la pelota contra el palo con un cabezazo inatajable y decretó el 1 a 0.
Con el marcador a su favor, Boca parecía volver a consolidarse y asegurar su dominio, pero inesperadamente, y a pocos minutos de haber marcado su gol, Anselmino se sobresforzó para detener una contra de Trinidense y el cuerpo le pasó factura. El juvenil sintió un fuerte dolor en la rodilla que le impidió seguir jugando, y para peor, Boca ya había agotado todos los cambios, por lo que el equipo se quedó con 10 hombres.
Golpeado anímica y numéricamente, Boca perdió mucho de su juego y aunque intentó enfriar el partido y tener la pelota, Trinidense hizo todo lo posible por empujar al local contra su propia área, y por momentos lo logró. La máxima tensión llegó cuando tras una jugada en el área de Boca, el VAR llamó al árbitro para que revisara una presunta mano de Advíncula que podría haber sido penal, aunque finalmente el réferi desestimó la acción.
En los últimos minutos Boca parecía dividido entre un grupo de jugadores que quería hacer tiempo y guardar la pelota, y otro que seguía encarnizado en buscar el segundo gol. Tuvo una serie de chances claras al final que podrían haberle permitido estirar la ventaja, pero le faltó una pisca de convicción para ir a buscarlo.
Finalmente concluyó el tiempo de juego, y Boca terminó llevándose los tres puntos con el 1 a 0, con lo que suma 4 unidades en el torneo y se permite respirar un poco más aliviado.