El tenis argentino recibió este martes la triste confirmación de que, a partir del año próximo, el Córdoba Open ya no volverá a jugarse, lo que deja al circuito nacional sin una de sus competencias históricas y reduce las participaciones de los raquetistas nacionales.
La triste decisión viene de la mano de la crisis económica que persiste en la actualidad y la ausencia de competencias determinantes en el país pese a la gran historia en esta actividad, ahora se suma una novedad negativa más en el corto plazo.
El Córdoba Open, el ATP 250 masculino de la mencionada provincia era el segundo certamen importante el país territorio, junto al Abierto de Buenos Aires, que suele desarrollarse a mediados de febrero de cada año.
Octagon, la empresa estadounidense dueña del torneo, le alquilará a Mallorca la franquicia que hasta ahora tenía la provincia argentina. La decisión de trasladar esa ventana a España tiene que ver con el deseo de que se mantenga su torneo previo a Wimbledon sobre césped y ya no sobre polvo de ladrillo.
Dicho campeonato les sirve a los jugadores para ir adaptándose al pasto en la antesala al emblemático tercer Grand Slam de cada temporada en Londres, la capital de Inglaterra.
De este modo, la gira latinoamericana se reducirá a solamente tres semanas: Buenos Aires (ATP 250) a mediados de febrero, Río de Janeiro de Brasil (500) a finales de febrero y Santiago de Chile (250) a inicios de marzo.
La Asociación de Tenistas Profesionales dejará de esta manera dichas competencias en Sudamérica a lo largo de todo el calendario, por lo que priorizará en forma definitiva el circuito europeo histórico y el incipiente escenario árabe.
La confirmación la realizó Jorge Salkeld, vicepresidente de Octagon, la firma norteamericana que era la propietaria del certamen cordobés. En tanto, en el ámbito local era la compañía Torneos y Competencias la encargada de la organización y la producción. "Para el 2025 se saca a Córdoba y quedan Buenos Aires, Río y Santiago", declaró.
El torneo argentino nació en agosto de 2018 en reemplazo de la plaza de Quito (Ecuador), que en aquel entonces no contaba con la infraestructura y el presupuesto necesarios.