Milena Natasha Sena Torres tenía sólo dos años. Vivía en una precaria vivienda de la localidad de Mariano Acosta, en Merlo, con su mamá, su hermanito de apenas un año, la pareja de su mamá y el hijo de él, de cuatro. Una familia ensamblada amontonada en un pequeño ambiente descripto con la amplitud de un espacio en el que apenas si entra una cama, un parlante, una cómoda para apoyar el televisor y un ventilador. Eso era todo.
La criatura fue llevada al hospital Héroes de Malvinas, de ese distrito, en donde le hicieron todo tipos de maniobras para intentar reanimarla. Supuestamente se había caído de la cama y se había dado un fuerte golpe en la cabeza. Una vez decretado su deceso se descubrió el horror: Milena no murió por un accidente casero sino que fue asesinada a golpes. Y, por el hecho, su madre y el hombre con el que convivía fueron detenidos.
Como es protocolo de rigor, la justicia ordenó la autopsia para determinar la causa de la muerte, que reveló falleció a causa de golpes en la cabeza y que tenía el hígado estallado. “Había un litro y medio de sangre y coagulada en cavidad torácica, lo que implica un largo estado de agonía”, precisó una fuente judicial abocada a la investigación. Además, la chiquita tenía por lo menos 15 lesiones en su cuerpo: luxación de tibia (de reciente data), y hematomas en piernas, abdomen, cabeza y hasta un labio roto. Y llegó al nosocomio con por lo menos cuatro horas de muerta.
A partir de la evidencia recopilada, la fiscal Adriana Suárez Corripio, de la Fiscalía número 8 de Morón, dispuso lo que se denomina un allanamiento fiscal de urgencia a la vivienda de la calle José Ingenieros al 1200. Tras una rápida requisa al lugar, y al considerar que el relato de los hechos no cerraba y la confirmación de la autopsia, la funcionaria ordenó las aprehensiones de Darío Chamorro, pareja de la mamá, y Milagros Torres, la madre de la víctima, que fue interceptada en la casa velatoria a la que había ido a hacer el trámite para darle sepultura a la nena.
El juez de Garantías Gustavo Robles convalidó las detenciones de ambos pero por diferentes delitos. Mientras a la mujer le imputa el homicidio agravado por el vínculo, al hombre lo acusa de homicidio simple. De todos modos, es recién el inicio de una investigación que, de confirmarse la hipótesis del crimen a golpes, podría derivar en idéntica calificación para la pareja, que tiene una pena en expectativa de perpetua. “La dejaron agonizar por varias horas, nadie le brindó asistencia de ningún tipo”, agregó la fuente consultada.
Entre tanto horror, un dato que le suma indignación adicional. Según pudo saber, hace tres meses la justicia de Pilar le había quitado la tenencia de la menor a su padre biológico para dársela a Torres, que incluso en ese tiempo decía vivir en situación de calle. De ahí la inevitable comparación con el caso Lucio Dupuy en La Pampa, cuyo juicio espera sentencia para la semana próxima. A ese nene, de cinco años, lo asesinaron entre su mamá y su novia, ambas acusadas por el horrendo asesinato con alevosía.
En la casa de Mariano Acosta, junto a Milena vivían otros dos menores de uno y cuatro años. Ambos fueron puestos a resguardo por el Servicio Local del Municipio de Merlo: tenían “signos de desnutrición y de maltrato”, detallaron voceros con acceso al expediente. Incluso el más chico, cuando lo fueron a buscar a la casa del abuelo materno, estaba dormido, tenía fiebre y no respondía cuando lo intentaban despertar. “Parecía que estaba muerto. Su tonicidad muscular no es propia de los parámetros de la edad”, señalaron las fuentes.
Torres y Chamorro se negaron a declarar ante la justicia. El cuerpo de la nena reveló los malos tratos que recibía. “Ni aunque se haya caído de una cama marinera en altura podía tener esas lesiones, que son compatibles con la caída desde un barranco”, completó el vocero consultado por este medio. El caso es un verdadero horror.
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