Por Eduardo Rivas, especial para NOVA

Cuando uno cree que ya conoció todo y que nada podrá sorprenderlo, los burócratas municipales de Zárate se esfuerzan en demostrar cuán equivocado estamos. En este caso nos referimos a la contadora Patricia Fernández, a la sazón Secretaria de Hacienda y Finanzas Públicas, quien firma el Proyecto de Ordenanza Complementaria que, acompañando al Presupuesto de Gastos 2022, fuera aprobado el pasado viernes en el Concejo Deliberante.

Esta Ordenanza establece como se utilizará gran parte de los fondos públicos del Municipio porque determina qué se pagará a la plantilla municipal a lo largo del año, y en el caso de Zárate, se suelen reproducir año a año los mismos criterios.

De hecho la Ordenanza Complementaria para 2022 es casi una copia exacta de la del año anterior. Uno de los capítulos en los que hay diferencias es el primero, donde se establece el sueldo mínimo mensual para los agentes municipales mayores de 18 años de edad que cumplan el horario normal completo (equivalente a 35 horas semanales) de la administración municipal.

Para 2022 será de 37.373,89 pesos, es decir un 39,2 por ciento de lo pautado en diciembre de 2020 por el mismo concepto. Accionar más que curioso el del Gobierno municipal y popular que plantea un aumento por debajo del índice de inflación oficial.

Es decir, no solo no gana participación en el reparto sino que este lunes un empleado municipal tiene menos capacidad de compra que un año atrás, porque según el INDEC la inflación acumulada a octubre de 2021 era del 41,8 por ciento. Y a ello habrá que sumar la inflación de los últimos dos meses del año.

¿Cómo explicará la concejal Tania Caputo, que se llena la boca hablando de la ampliación de derechos, el hecho que los empleados municipales tengan en 2022 menos derecho a tener comida en la mesa que en 2021?

Sin embargo esto no es lo que cobran los empleados municipales puesto que hay un sinnúmero de complementos que nutren el sueldo cada mes. Desde horas extras a tiempo pleno, bloqueo de títulos, dedicación exclusiva, siempre hay alguna ‘razón’ para pagar más, aunque algunos casos son por demás curiosos.

Por ejemplo el artículo 3 que fija "la compensación mensual por gastos de representación, para el intendente municipal, Osvaldo Cáffaro, en la suma de 125 millones de pesos mensuales". Es decir que además de los 683.408,33 que le cuesta el intendente municipal como sueldo, los vecinos de Zárate debemos sumar este monto que no queda muy en claro a qué se refiere y que según la Ley Orgánica de Municipalidades es "sin cargo de rendición de cuentas".

Dada la cantidad de concejales que tiene Zárate, veinte, el sueldo del intendente debe ser de al menos "16 sueldos mínimos". En el caso local es de 18,28 veces el sueldo del empleado municipal.

También llama la atención el artículo 16 que establece "una bonificación anual, que será liquidada conjuntamente con los haberes de diciembre, de carácter remunerativo, a abonarse a los agentes municipales, de Planta Permanente y de Planta Temporaria, del 10 por ciento sobre el sueldo básico a quienes acreditaren haber aprobado el primer año de estudio conforme a la carrera elegida cursada en el Centro de Gestión del Conocimiento de Zárate y del 15 por ciento, para el segundo año, cumplimentando los mismos requisitos.

Lo curioso del caso es que no se tenga en cuenta cuáles son los estudios efectuados ni qué incidencia tienen ellos en el trabajo cotidiano del agente. Más bien parece ser una forma de garantizarse una cantidad de estudiantes en el CGC a cambio de dinero de los vecinos, que pagan para que los agentes estudien y que después los funcionarios de turno les digan cómo el personal municipal busca progresar a través del CGC.

Ello omitiendo decir que hay dinero por detrás. Además si el empleado decide capacitarse en otro tipo de establecimientos educativos, quedan fuera del cobro del adicional. ¿Discriminatorio, no?

Curioso también es el artículo 22 que establece una ‘bonificación mensual, para el personal de salud (Acta Acuerdo Ministerio de Salud), del 31,10  por ciento del 42,12, del 90 y del 111,90, de carácter remunerativo, para los agentes procedentes del Ministerio de Salud de la Provincia de Buenos Aires (Número Clausus) contemplados en la Ordenanza 4402, Anexo I (03/12/2013), conforme a la reglamentación respectiva. ¿De qué se trata? De una bonificación para quienes trabajan en el Hospital Intermedio Municipal doctor René Favaloro. Ya se ve, todos son iguales pero algunos más iguales que otros.

Todos son atajos para que quienes más cobran cobren mucho más, pero sin mostrar a los vecinos como se llevan su dinero. Uno de los casos más paradigmáticos es el artículo 31 de la Ordenanza Complementaria que fija "un Adicional por Mérito de hasta un 20 por ciento aplicable para todo el personal, cualquiera sea su calidad de revista en el plantel municipal".

Es decir dinero para todos, en función del cumplimiento, la calidad propia de las funciones a desarrollar y por el cumplimiento de las metas o objetivos propuestos a cumplimenta. Más allá de las faltas ortográficas, que repiten año a año y exponen la ignorancia de quienes hacen la Ordenanza, de quienes la firman y de quienes la votan, varios de ellos con título de docentes, los empleados municipales no tienen programa de proyección de carrera ni estímulos ante metas a cumplir, pero sin embargo ‘dibujan’ que los tienen para incrementar los sueldos. Todo una mentira.

Aunque el caso más curioso es aquel que en 2020 quisieron sacar por decreto y no pudieron, lo incorporaron con fórceps en la Ordenanza Complementaria de 2021 y en esta oportunidad vuelve a aparecer, la Bonificación por Emergencia Sanitaria Covid-19.

¿Volverá a cobrar un 80 por ciento más de sueldo la Secretaria del Intendente Lilian Burroni por este bono además de todos los extras que ya cobra? ¿Cuántos cientos de miles de pesos se lleva cada mes la Secretaria Privada del Intendente Municipal, madre de la titular del Juzgado de Falta 2 y beneficiaria de la vacunación VIP?

Dicen que el Municipio no tiene dinero y que en consecuencia es necesario aumentar las tasas municipales, pero la camarilla que desde hace años tiene cooptados los estamentos gubernamentales locales sigue de joda a costa del dinero de los vecinos.