Mientras el gobernador Axel Kicillof anunciaba el Fondo de Fortalecimiento de la Seguridad por más de $170.000 millones para los municipios bonaerenses, el intendente de Hurlingham, Damián Selci, decidió no asistir al evento. Su ausencia no pasó desapercibida: mientras jefes comunales de todas las fuerzas políticas estuvieron presentes, el camporista Selci prefirió mantenerse al margen en medio de las internas dentro de su espacio. Mientras tanto, la inseguridad en Hurlingham sigue en aumento, con vecinos que denuncian el abandono del Centro de Monitoreo, cámaras fuera de servicio, postas policiales eliminadas y patrulleros inutilizados.
La crisis llegó a tal punto que el pasado 20 de febrero los vecinos salieron a las calles en un cacerolazo masivo exigiendo respuestas. Mientras tanto, el municipio parece ser eficiente solo en la recaudación: las cámaras de fotomultas funcionan a la perfección para sancionar a los conductores, pero fallan cuando se trata de identificar delincuentes.
El abandono de la seguridad por parte del municipio se ve agravado por la desidia en la iluminación de calles y avenidas clave, como en los barrios de Parque Quirno y William Morris, donde la oscuridad se convirtió en aliada del delito. Mientras tanto, la respuesta de las fuerzas de seguridad es cada vez más deficiente.
Con un municipio a la deriva y una gestión que evade sus responsabilidades, los vecinos del distrito exigen respuestas. Mientras Selci sigue sin dar la cara, el miedo y la indignación crecen en las calles de un distrito que se siente abandonado a su suerte.
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