Con sus gauchos desgarbados, sus caballos de ojos saltones y los ranchos con palenque, el artista Florencio Molina Campos volvió de alguna manera al distrito bonaerense de Moreno, donde vivió durante casi tres décadas y fue "un vecino más" que disfrutaba de sus horizontes infinitos y sus bañados -que luego pintaba en un taburete-, a través de una muestra de 28 originales que es exhibida en el Museo de Bellas Artes Manuel Belgrano de esa ciudad y que abre casi en simultáneo con otra que tendrá lugar la semana que viene en La Plata.
Tanto "Pinturas de nuestra tierra", la exposición que se presenta en el museo de Moreno, como "Molina Campos Horizontes bonaerenses" -que se exhibirá desde el 18 de julio próximo en el Teatro Argentino de La Plata- permitirán volver a disfrutar de parte de las 132 obras recientemente recuperadas por el Instituto Cultural de la provincia de Buenos Aires tras una batalla judicial que incluyó la intervención de la Fundación Molina Campos.
El artista llegó a esa localidad bonaerense con su esposa Elvira el 21 de septiembre de 1932 y en 1934 construyó con troncos su rancho Los Estribos. En esa casa, ubicada a orillas del río Reconquista, continuó dibujando esas escenas costumbristas características de su obra: los gauchos desgarbados, las chinas de trenzas y polleras largas, los caballos de ojos saltones, los ranchos con palenques, los bailes; todo con el trasfondo de la llanura y los bañados. El rancho fue visitado por Walt Disney en 1941.
En 1945 el rancho se incendió y poco después se lo reconstruyó, pero esta vez de material y allí vivió hasta que falleció en 1959. La viuda vendió la propiedad en 1978, pero el municipio lo recuperó y tras declararlo Patrimonio Municipal inició las obras de su puesta en valor para convertirlo en casa museo.
La muestra " Pinturas de nuestra tierra" podrá verse hasta el próximo 10 de agosto con entrada libre y gratuita.
Este medio informó hace unos meses atrás que a lo largo y ancho del país, salieron diversos datos e informes sobre Molina Campos y su legado. En este punto en particular, quien tomó la vara de “venta ilegal” fue el periodista Gabriel Levinas, quien aseguró que la municipalidad de Moreno había comunicado la “recuperación” de trabajos y objetos del artista que estaban en posesión de la Fundación, intervenida por la Inspección General de Justicia.
En este punto, el 4 de mayo informó a través de sus redes sociales que “gracias a la denuncia que se realizó desde el Municipio y la intervención de la Fundación Molina Campos, se logró recuperar 132 obras y más de 1.000 objetos personales de la Fundación que habían sido trasladados al Museo Gauchesco Roberto Güiraldes en San Antonio de Areco”.
“En un trabajo conjunto del Municipio con Instituto Cultural de la Provincia de Buenos Aires se trasladaron las obras del patrimonio de Molina Campos que, en principio, se encuentran en buen estado y un equipo técnico del Instituto se encargará de inventariar, catalogar y conservarlas para su exposición”, destacaron.
Además, informaron que “pronto se realizarán muestras en Moreno y en la Provincia para que toda la comunidad pueda conocerlas y disfrutarlas. Celebramos poder restituir estas obras que son parte de la identidad cultural morenense y bonaerense. Así lo anunciaron por sus redes, con una aclaración, el Interventor de la IGJ, está en este grupo, cuando debería haber tomado imparcialidad”.
Pero, en este caso, una vez difundido el comunicado en la red social Facebook, se supo que la Fundación Molina Campos está intervenida por la Inspección General de Justicia desde hace un año.
El conflicto se desató luego de algunas irregularidades en torno al cuidado del gran patrimonio cultural que dejó Florencio Molina Campos, el artista que pintó como nadie el campo argentino. Sus famosos almanaques de Alpargatas, que narran con humor las costumbres gauchas, se convirtieron en la “pinacoteca de los pobres”.
Nunca imaginó, falleció en 1959, que su obra terminaría en una disputa entre la Fundación que lleva su nombre, sus herederos y el Estado, en este caso el Municipio de Moreno.
Ahí, en Moreno, en el Museo Molina Campos, inaugurado en 1979, estaban sus obras. Ya no. El miércoles fueron trasladadas. Este episodio lógico en el devenir legal generó una relectura de la situación: el periodista Gabriel Levinas, experto del mercado de arte, dijo en el programa radial de Jorge Lanata que hay objetos de Molina Campos que se están vendiendo ilegalmente. No precisó cuáles, aunque dio a entender que no eran obras de arte, acuarelas y pinturas. Infobae Cultura se contactó con él. No dio precisiones. Se limitó a decir: “Nada de lo que digo es falso. Pero no voy a dar detalles. Fueron ofrecidos”.
El interventor Denis Turnes, allegado a Juan Grabois y que proviene de Ecuador, contó que 125 obras estaban en el Museo Gauchesco Ricardo Güiraldes y siete en la Universidad Nacional de San Antonio de Areco (Unsada), y que ya fueron trasladadas. El procedimiento comenzó el pasado miércoles por la mañana y terminó a las nueve de la noche. Los especialistas al mando son el director provincial de Patrimonio Cultural Pedro Delheye, la directora del Complejo Museográfico Provincial Enrique Udaondo Viviana Melloni y la titular provincial de Cultura en Territorio Paloma Sánchez. “Fue un litigio complejo de resolver”, aseguró Turnes.
“Yo no puedo hablar en nombre de la fundación, porque soy, como dijo el interventor, un presidente desplazado. Hablo a título personal”. Adolfo C. Güiraldes, quien asumió su cargo en la institución el 11 de noviembre de 2019 y vio interrumpida su tarea el 24 de agosto de 2022, dialogó con Infobae Cultura. Para él, detrás de todo esto hay un acuerdo fallido. “La intervención se hizo porque nosotros teníamos cerrado un acuerdo de venderle el predio a la Universidad de Moreno”. El objetivo, según contó el año pasado, era llevar la Fundación a San Antonio de Areco, ciudad nombrada “Capital de la tradición” con varios museos del estilo.
“Después salió el nieto de Molina Campos (continúa Güiraldes en referencia a Gonzalo Giménez Molina), que estaba acostumbrado a poner condiciones porque tiene el 65% de los derechos pero no tiene ni el 0,001 por ciento del patrimonio de Molina Campos (eso pertenece a la Fundación). Dijo que si nosotros no hacíamos lo que él quería, iba a hacer una denuncia a la IGJ. Y terminó haciéndola: Me dijo: ‘Te voy a denunciar’. Yo le dije: ‘Lo que vas a hacer es que se pierda todo, pero hacé lo que quieras’. A él lo engañaron porque en la Municipalidad de Moreno le dijeron que iba a recuperar todo. Pero de ninguna manera le van a dar las obras”.