Con su optimismo característico, Daniel Scioli fue el primero en anunciar su determinación de convertirse en el candidato presidencial de Frente de Todos, en el caso de que Alberto Fernández diera un paso al costado. Cuando el Presidente anunció su declinación a la alternativa de la reelección, “Pichichi” redobló sus acciones: se mostró en público con Mayra Mendoza en Quilmes y fue el anfitrión de Axel Kicillof en la Feria Industrial de Sao Paulo. Pero este acercamiento al cristinismo fue censurado desde la Casa Rosada, a punto tal que el Presidente instó a Agustín Rossi a instalar su candidatura.

Perdido el apoyo de Alberto –aunque a estas horas podría significar muy poco-, el embajador argentino en Brasil debe lidiar contra el doble veto de los dos principales socios de la coalición: Cristina Kirchner y Sergio Massa. La vicepresidenta siempre lo despreció y además tiene sus propios candidatos: Axel en primer lugar, “Wado” de Pedro en segundo. Massa contaría con su aval si es la opinión prevaleciente, pero ya no sería “su” candidato. Quiere una fórmula encabezada por alguien próximo a ella. Caso contrario, no vería con malos ojos la disociación de las elecciones nacionales y provinciales en la Provincia de Buenos Aires.

Por el lado del ministro de Economía no le va mejor. Massa no descarta –ni mucho menos- su candidatura, y con Scioli la relación es pésima desde hace años. Difícilmente el ex motonauta pueda sortear las trabas que le impondrían los dos principales referentes del Frente de Todos.

Paradójicamente, dentro del cristinismo el único dispuesto eventualmente a respaldarlo es Kicillof, por dos razones: le evitaría tener que seguir plantándosele de manos a las exigencias de Cristina para que se postule a la primera magistratura, y porque cree que es uno de los pocos que, figurando más arriba que él en una boleta larga, podría sumarle votos a su sueño de reelección.

Hasta ahora, la candidatura de Scioli sólo ha sumado negativas dentro de quienes toman las decisiones en el Frente de Todos. Ni siquiera se consideró la alternativa de ubicarlo como primer candidato a diputado nacional en la Provincia que se tiró dentro del Instituto Patria.

“¡Que vaya a la CABA y compita con (Leandro) Santoro por la candidatura a jefe de Gobierno!”, recomendó un allegado a Cristina. “Pichichi” no quiere ni oír esta sugerencia.

Cansado de desprecios y ninguneos, Scioli se puso firme. “Reclamo mi derecho a participar”, disparó públicamente. Claro está que no recibió respuesta alguna. Apenas si fue subido al avión del viaje a Brasil de Alberto y de Massa por exigencia de Lula da Silva, quien reclamó que estuvieran presentes “Pichichi” y Rossi.

Claro está que Lula no es quien tiene la lapicera en el Frente de Todos. Si así lo fuera, seguramente Scioli sería el único candidato. Tal vez haya llegado la hora de que considere tramitar la ciudadanía brasileña.