Recordemos que la intendente Mariel Fernández había abrazado la ley del cupo LGTBIQ y no sería el único integrante de su familia. Su hermano, Emmanuel Fernández, ni bien agarro la “dulce”, abandonó su maltrecho Cuartel V y se vino al centro de la ciudad, a un departamento cercano a la Clínica Alcorta, que según cuentan ya tendría propiedad, en apenas dos años y 10 meses de funcionario y concejal.
Al “Emma” (sin oficio/profesión conocida) se lo habría visto muy acaramelado con otro de los compañeritos del Frente de Todos, a pesar que presentó en sociedad a su noviecita, también traída de los pelos al municipio.
Tampoco sería el único en el Honorable Concejo Deliberante, gustoso de relacionarse afectivamente con personas del mismo sexo. Otro de ellos sería el “Doc” Gastón Pachita Fraga, que cambió de bando, tanto como la cantidad de colores tiene la bandera de la diversidad sexual.
La impronta del Deliberante la marca su presidente Araceli Bellota, (auto proclamada homosexual), la misma orientación tiene la edil recién ingresada como suplente Clara Echazarrerta.
Si de funcionarias se trata, además de la activista trans Nancy Senna, se encuentra la licenciada en Ciencias Políticas Daiana Anadón, venida de Tres de Febrero y actual Administradora del IMDEL.
Idéntica situación se observa desde las segundas líneas hacia abajo, que como vemos el Movimiento Evita cumple a la perfección con el cupo de diversidad sexual dentro de la Administración Pública municipal.
Por el lado, de la oposición el único que se hace cargo de su “orgullo gay” es el concejal ritondista Demian Naya y no demuestra problema en manifestarlo, ya salido del closet hace tiempo.
Moreno se destaca por ser el único municipio del país en ser gobernado por una organización social irregular y ahora pasará a engrosar los records Guiness en cuanto a la cantidad de miembros de la comunidad LGTBIQ que revistan en la organización política y administrativa de un distrito, en donde la heterosexualidad es la excepción y no la regla, y en la que esa misma peculiaridad no se traduce en idoneidad para ocupar un cargo público.
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