Aunque muchas mujeres con sueños de fama tienen la fantasía de ser vedettes, en algún momento de sus vidas, quiénes cumplen con ese deseo no siempre toleran las presiones que conlleva ostentar ese título tan lleno de brillo y glamour.

Quien decidió declinar su papel de bajar las escaleras de un teatro de revistas y renunció a lucir excéntricas plumas es una ex vedette y una de las mujeres más sexys y femeninas de los últimos tiempos, ahora devenida en conductora televisiva del canal del cual su maduro esposo es el dueño.

No tenía muy en claro qué era lo que quería ser pero a los 18 años, abandonó su Santiago del Estero natal, estudió teatro y se hizo las lolas. Sólo le bastó participar en un un reality show para que nadie olvidara su rostro angelado. "Sé que trabajo gracias a mi cuerpo y mi imagen pero no me quedo sólo en eso", decía aventurando esta decisión que hoy ha cristalizado.

Aunque su cuerpo frágil y atractivo fue admirado en revistas, teatros, televisión y páginas de Internet, en varias ocasiones la morocha confesaba que en su adolescencia fue "una larva flaca".

Si bien se siente conforme con su silueta y ganó fama y dinero explotando su imagen, se cansó de ser considerada simplemente una cara bonita, un envase hueco, una chica sexy y no quiere más ser sólo famosa por exhibir su anatomía.

Durante cada verano demostró que en su vida el amor encabeza su escala de prioridades, porque le dijo que no a la propuesta de Gerardo Sofovich de trabajar en el teatro de revistas para ocuparse de su pareja. Aunque cueste creerlo, su amor por el arquitecto Rodrigo Fernández Prieto, ahora ex, durante años provocó transformaciones en la santiagueña, ahora conductora y empresaria.

Según pudo saber este portal, “la muchacha era gato, o sea, prostituta”. Y no VIP, sino de mediano precio. “Unos cientos de dólares y listo”, señalaron en “off the record” a este medio. A lo que añadieron: “En una fiesta, un amigo se la encontró y le dijo ‘¡vos saliste con mi viejo!’”, en relación al padre empresario que pagaba coperas.

“Soy de Cordoba, mi cuñado hacía viajes llevando cueros de vaca a una curtiembre donde ella trabajaba, en su provincia natal. En esa época ella la había pegado en Capital, ya era famosa”, argumentó a este medio otro anónimo.

Y siguió: “En la curtiembre tenían puesto el canal re chimento A y ella era la estrella. Entonces los empleados de la fábrica comentaban que ella había sido trabajadora administrativa allí y que salía con el rico dueño de la compañía. Un viejo gatero, y le pagaba sus servicios. De eso vivía parece”. Luego

Uno de los primeros “trabajos” como prostituta VIP habría sido en su Santiago querido con el músico folklorista Peteco Carabajal, quién se jactaba de ser el primer novio.

La modelo, asimismo, renegó de su etapa "con tarifa" lo que derivó en una pelea con su presunto ex proxeneta y colega que no tuvo reparo en declarar: “ella navegaba en el yate de Sofovich, donde ejercía la profesión más antigua del mundo con acaudalados empresarios.

En esos tiempos, con la mediática Silvina Luna también habrían “atendido” a empresarios chilenos, y como innovador dato de mucho color, una fuente anónima le declaró a este portal que Alfredo Natale, un experimentado abogado y mediador de diversas famosas, habría sido un viejo cliente de “ella”.

Con el tiempo, “ella” presuntamente ya se habría dado el gusto de regentar mujeres para Natale, llevándole chicas paraguayas de muy corta edad. El punto de encuentro habría sido en el Barrio Norte de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA), un lugar muy VIP de Recoleta..

Pero desde el año 2010, ella es “señora” del dueño de un poderoso multimedios. Con quién habría comenzado a ser una “mujer con tarifa”, para pasar a ser “legal”. Lo pasado, pisado.