El diputado nacional Gerardo Milman opera desde su ocaso y encierro político. Tiene varios frentes abiertos, el primero por su vinculación con el atentado a la vicepresidente Cristina Fernández de Kirchner.

El segundo por el apriete que realizó a efectivos policiales que lo pararon en un control de tránsito que abrió otro tema. Su relación con una empresa proveedora del estado en la gestión de Patricia Bullrich al frente del ministerio de seguridad nacional.

Milman facturaba a Metalúrgica Oliva Hermanos desde el domicilio que comparte con su esposa, la diputada provincial Florencia Retamoso. Ambos legisladores manejaban un Peugeot 2008 que es propiedad de esa empresa.

La investigación del primer tema desató un efecto dominó y hoy tiene un pedido de separación en el congreso nacional por inhabilidad moral. “Jerry” como lo conocen todos, se apartó de su rol como jefe de campaña de Bullrich y se llamó a un silencio sepulcral.

Sin embargo, todos saben que desde las sombras sigue operando y comenzó a condicionar lugares en las listas de la precandidata del PRO a cambio de continuar callado. Este tema es de gran preocupación hasta para el ex presidente Mauricio Macri, que Milman no genere más problemas ni escándalos en medio de la campaña electoral.

Conocedor de esta situación, Milman por medio de Retamoso ya hizo saber sus pretensiones.  Su secretario político y amigo personal Gustavo Ferragut tiene que ser senador provincial y su íntimo colaborador Martín Culatto, diputado provincial o nacional.

Su esposa debe ser la candidata a intendente de Almirante Brown y Sebastián Vinagre en Avellaneda, distrito de donde es oriundo. Se reserva el rol de jefe de campaña de Bullrich en todo el Conurbano sur, desde donde manejará los fondos y la agenda proselitista.  También reclama un lugar para su asesora Carolina Gómez Mónaco, quien fue apuntada por la vicepresidenta en relación al ataque que sufrió.