El entramado multimillonario que hay detrás de la petrolera Verasur SA, hoy denominada Black Oil, es sumamente una exposición de los hilos entre la política, el espionaje y la Justicia federal (como también bonaerense). 

Asimismo, quedó en manos de los herederos tras la muerte de Fernando Javier “El Negro” Garbini. Por ende, pasó a la viuda Margarita Lobo y sus 4 hijos, entre ellos Daniel Garbini. A quienes no se les habría terminado de pagar.

Lo claro está es que Aldo César Scozzatti habría sido el único en realizar el pago de 500 mil dólares en efectivo en la escribanía Miura ubicada en la avenida Córdoba 981, primer piso (Ciudad Autónoma de Buenos Aires). En medio de la causa y durante toda la investigación, nadie llamó a este lugar como para asentar el hecho descrito.

Presuntamente Scozzatti no cometió ningún delito al haber pagado ante la presencia de Alejandro Martínez, Malena Baro, Claudio Bavio, la viuda junto a sus 4 hijos y la escribanía en sí.

El haber comprado en Pilar una petrolera Verasur SA (con el nombre actual de Black Oil) por 2 millones de dólares (la cual cotizaba en 25 millones) y no pagar una comisión de 400 mil dólares, no puede llevar a que el ex senador bonaerense Roberto Costa ponga tras las rejas a semejante alfil como lo es Scozzatti. Presuntamente traicionó a su hombre de mayor confianza.

Más allá de todo ello, el apoderado de Verasur SA es el secretario general de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Lomas de Zamora, Claudio Bavio. Una prueba contundente que la Justicia decidió pasar por alto, como con los audios de la llamada entre Scozzatti y el chofer de Costa, Leonardo Cruz. Los cuales se “perdieron” sorpresivamente.

Es más, la compra de la petrolera se llevó a cabo en un reconocido bar de Recoleta (Ciudad Autónoma de Buenos Aires) con la presencia de la ex senadora Malena Baro (esposa de Costa). Supuestamente, de la misma manera con la que se quedaron con el Consejo de la Magistratura bonaerense.

Según pudo investigar Buenos Aires Ahora, Scozzatti “se ganó la plata con el combustible” mucho antes de ir por la empresa petrolera. “No le tocó un peso a los jubilados ni a nadie. Se iba a las dragas solo para hacer negocios”, sentenciaron anónimos cercanos al operador político preso que se comunicaron con este medio.

Tras semejante complot, el operador político realizó una denuncia en las fiscalías de Zárate-Campana el grado de complicidad de ser el supuesto testaferro y de negociar (y gestionar) todos los impedimentos de la apertura, funcionamiento y habilitación junto a uno de los socios de la destilería de Pilar: Alejandro Martínez.

Martínez y Scozzatti estaban siempre juntos, aunque el socio niega que Costa haya hecho la “compra”, todo por presuntos aprietes o alguna complicidad. Sin embargo, le firma a Bavio la representación jurídica y legal. ¡Una contradicción enorme!

Hay que recalcar que los pagos a los herederos no se los está haciendo, con lo cual los círculos de esta investigación esperan que se destape la olla y salgan expuestos todos los secretos que se está callando Scozzatti.

Alejandro Martínez, detrás de todo

¿Quién sería realmente Alejandro Martínez? Para ello es necesario trazar una línea cronológica. Es oriundo de Ramos Mejía, hijo único, su padre productor seguros (ya fallecido) y su madre ama de casa (hace un año fallecida). Familia de clase trabajadora.

En la década de los ‘90 siendo un joven ambicioso, se recibió de despachante de aduanas. En ese entonces, ingresó a trabajar en el área de puertos de Capital Federal. Contemporáneamente conoce a su primera esposa Ana Lázaro, hija de una familia adinerada.

Martínez, como toda persona ambiciosa y sin escrúpulos, utilizó de base económica a su ex esposa, para poder desarrollarse en su nuevo trabajo en la Aduana. Su actividad más destacada era rentar vehículos en Miami (Estados Unidos). Luego allí denunciarlos como robados, para en realidad traerlos a Argentina vía influencias en despacho.

Por tal obrar delictivo, Martínez estuvo procesado por una causa, en la cual tuvo la fortuna que por los grandes tecnicismo de Argentina, logró proscribir. Después, ante el susto de la dureza del sistema penal, y su riesgo de caer tras las rejas. Su vida da un vuelco al conocer a Fernando Garbini, quién se volvería su socio.

En 2009, Garbini ofreció poner sus terrenos de exclusiva propiedad donde se encuentra la planta de Verasur SA y, para ello, emprender la construcción de la misma, para dar finalmente en 2013 comenzó su operatividad.

Resulta importante agregar que Martínez, en el proceso estatutario, decidió utilizar a su madre Norma Beatriz Balsamo como testaferro del 25 por ciento del paquete accionario, Garbini propietario del 50 y el referido quedó con el 25 restante.

¿Por qué Martinez pone a su madre? Se encontraba a punto de divorciarse de Lázaro, y así evitar la ganancialidad en el divorcio.

En octubre de 2014 Garbini sufre un infarto, y se produce su deceso. Es aquí un punto de inflexión en la vida de la petrolera. Ya que, Martínez tomó el mando real de Verasur SA, ocupando el directorio, y utilizando poderes amplios para el manejo total del mismo.

Su segunda jugada, fue negar como heredera a la viuda de Garbini, quién automáticamente debía ser socia ganancial por el 25 por ciento, y el restante pertenecientes a los hijos de Garbini. Nuevamente asesorado, Martínez desconoce la legitimidad de la viuda Lobo, obligándola a iniciar un proceso judicial para acreditar su legitimidad.

Es que aparece en escena el abogado Daniel Alberto Garbini, hijo mayor Fernando Garbini. Y es quién decide tomar cartas en el asunto. Luego de una ardua batalla legal, por decisión judicial se la termina reconociendo a Lobo como accionista y sus coherederos, asimismo mediante un juicio ordinario destituir a todo el directorio.

Ahora bien, Martínez en esos cuatro años hasta ser destituido: endeudó la empresa con cualquier entidad financiera que pudiera (utilizando el nombre del fiador fallecido), robándose para sí los fondos.

Era sabido por dichos de muchos operarios, que Martínez ordenaba desviar el combustible producido de manera ilegal, perjudicando así la materia prima acumulada en ese entonces por la petrolera, mal vendiendo maquinaria, flotas de camiones, entre otras maniobras más.

La situación no dio para más y, en 2017, se decretó la quiebra de Verasur SA. Posteriormente, cuando la familia Garbini pudo intervenir en las decisiones de la empresa, en 2018 se dio la conversión de la quiebra en concurso preventivo, dándole una vida más a la refinería.

A mediados de 2018, decide acceder a transferir su paquete accionario, por la suma de 5 millones de dólares. Sabiendo que el tiempo apremiaba para la homologación del concurso preventivo.

Había que tomar una decisión urgente, Martinez sabido de esto, nuevamente encuentra la oportunidad de aprovecharse del prójimo, ofrece la mitad en efectivo del monto dicho en el acto.

Mes después aparece con excusa de una financiación, es decir un anticipo del 30 por ciento con fecha de noviembre de 2018 y el resto en cuotas conforme salga la homologación del concurso preventivo.

Alejandro Martinez presuntamente incumplió el acuerdo. Y no solo ello, utilizó esta oportunidad para hacerse dicho en criollo robarse 70 por ciento o lo que le habría dado el ex senador bonaerense Costa para comprar el paquete de la viuda. “Según infinidades de testimonios y pruebas irrefutables, Martínez ese día se lo robó en la escribanía. Scozzati podría ser una ingenua víctima más de él”, señalaron a Buenos Aires Ahora anónimos.

Fuentes cercanas hablan que ese dinero se fugó a Uruguay en diversos viajes que hace en barco. Además de la mansión que se está construyendo en dicho país con el dinero mal habido. Hoy en día, Martinez sigue siendo accionista y el actual operador de Verasur SA, de marquesina Black Oil.

Desde el círculo de la familia Garbini, al tomar conocimiento de estas maniobras delictivas y fraudulentas. Es que un gran equipo de abogados ya está trabajando en promover una demanda por incumplimiento de contrato y lesión subjetiva. Y obviamente formular una denuncia penal contra Martínez y otros.

“Por asociación ilícita, en el marco de  estafas reiteradas, lavado de dinero, vaciamiento de empresa, evasión impositiva agravada y demás figuras delictivas”, concluyeron a este portal.

¡Tic! ¡Tac! ¿Se destapa la olla?

Más allá del referitado del informe pasado que llevó adelante Buenos Aires Ahora, en este caso se añade el hecho de que los herederos de la petrolera buscarían pedir la restitución de Verasur SA, ante la falta inmensa de pagos. Con lo cual saldría la verdad que dejaría en libertad al ex operador Scozzatti.

A su vez, sentenciaron a este portal que se deben 1.500.000 dólares de lo acordado, por lo que Costa y su testaferro, Bavio, estarían incumpliendo con las pautas consensuadas. ¿Qué más tendrán los herederos para decir?

Yendo de lleno en el terreno de la compra, supuestamente Alejandro Martínez compró el 49 por ciento de la refinería en unos 2 millones de dólares. Lo cual luego se lo vende a unos 2.400.000 a Costa y Bavio, quedando así con un vuelto de 400 mil.

Martínez mismo, según los audios ahora expuestos por este medio, ganó de mano porque no quería que quede en manos de, presuntamente, del empresario radical Carlos Enrique "Coti" Nosiglia.

Otra de las pruebas que sostiene este entramado es lo ocurrido con el Organismo Provincial para el Desarrollo Sostenible (OPDS) por el “impacto ambiental de la refinería en el territorio bonaerense”. Dicho ente accede a renovar la oblea los primeros meses del 2019 tras la controversial compra de las acciones.

Todo ello se dio con la vista gorda a la clausura anterior por explosión y contaminación. ¿Quién fue la mano política detrás? Costa figura en el expediente de Scozzatti, reconociendo en su declaración que intervino ante la OPDS. ¡Gran contradicción!

Ante todo lo referido, es propicio dejar en claro que la empresa petrolera, junto a las declaraciones que saldrán a la luz por parte de los herederos, podría llegar a tener contra las cuerdas al aparato de espionaje político y judicial que tendría como cabecilla al ex senador bonaerense Roberto Costa y demás secuaces.

Investigación:

Ulises Catriel Cuenca