Por Eduardo Rivas, especial para NOVA
Los bares y restaurantes, el sector gastronómico en general, fueron uno de los rubros más golpeados como producto de las medidas dispuestas por el Estado, para la contención del avance del Covid-19.
Aún hoy siguen vigentes algunas medidas en tal sentido, un poco incoherentes, por cierto. Por ejemplo, aún está efectivo el limitante horario de las 3 para el desarrollo de ciertas actividades, como si hasta esa hora el virus estuviera durmiendo y a esa hora saliera “de rotation en el Toppolino”.
Este tipo de incoherencias no son más que la continuación del mismo tipo de medidas adoptadas con anterioridad, como habilitar los restaurantes y bares de la Costanera, pero no los ubicados fuera de ella, o la burrada de prohibir los encuentros en la costa del río, pero permitirlos si la misma gente se reunía en el mismo lugar, pero en lugar de estar sentados en una lona en el piso se sentaban en una silla en un restaurante.
¿Habrá alguna razón coherente para sostener tal decisión más allá de quién recaudaba por la consumición? ¿La titularidad de los predios habilitados fue determinante para el impulso de esta norma?
Pasada la etapa más difícil de la pandemia hasta el momento, el Gobierno municipal “puso en funcionamiento un renovado paseo turístico y gastronómico a orillas del Río Paraná y a los pies del mítico muelle de la empresa Celulosa Argentina”, lo que dio en llamar “Punto Dock Ribera Norte”.
Pero siguiendo con la turbidez con la que hacen todo lo que hacen, no se realizó llamado a licitación alguno para el otorgamiento de los lugares a aquellos que desean comercializar con su food truck en dicho predio. Tampoco está claro cuál es el sistema de “concesión” de los mismos. Se habla de alrededor de una docena de móviles que pagarían alrededor de 3 mil pesos por noche.
Si así fuera, se recaudaría casi medio millón de pesos por mes. ¿En función de qué se calculó el canon? ¿Cuál es el proceso para poder ser parte de Punto Dock? Nadie los sabe. Como nadie sabe tampoco por qué se comenzó a cobrar estacionamiento en la Costanera.
Bajo la denominación de Punto Witcel, se cobra 150 pesos a cada vehículo que quiera estacionar cerca de los predios gastronómicos de la Costanera Eduardo Buscaglia. ¿Esto está autorizado por el Concejo Deliberante? En la Ordenanza 4691 no se menciona nada al respecto. De hecho lo poco que se menciona es que en ese predio funcionará el Mercado Municipal de Zárate, de vida efímera y del que nada se sabe ni se habla.
¿Quién decidió el monto a cobrar? ¿Cómo se determinó que el dinero vaya al Taller Protegido Mi Refugio? Bajo lo que aparenta un fin noble, un nuevo negociado en puerta. Este accionar recuerda el surgimiento de “La Solidaria”, aquel juego de azar que “daba trabajo” a personas discapacitadas.
El fin no justifica los medios. Si el Municipio quiere ayudar al Taller Protegido Mi Refugio puede darle un subsidio como el que le dio a Zárate Basket o Florencia Dávalos. Puede realizarle una transferencia de fondos como la que realizara a los colectivos del SIT o para el Polideportivo, hoy renombrado Zárate Arena Stadium. ¿Pero cuál es la Ordenanza que determina el cobro del estacionamiento en la zona de la Costanera?
Como siempre, como todo lo que hace el Municipio es medio raro, turbio y con tufillo a negociado. Porque mientras son tan exigentes en algunas cuestiones son sumamente laxos en otras.
La actividad de estos comercios en Zárate está reglada por la Ordenanza 4104. ¿Se cumple? ¿Todo se cumple? La lectura de la misma, y el conocimiento de varios de los comercios incluidos en la misma hace dudar de su estricto cumplimiento, por lo que se entiende entonces la lógica del “Punto Dock Ribera Norte”, lo que te quito por un lado te lo doy por el otro. Y lamentablemente todo esto no es una novedad.
¿Trató el Concejo Deliberante alguna norma que regule esta nueva actividad? Según sus registros, no. Quizás se deba a que estén sacando trabajo atrasado de cuando no trabajaron durante 39 días, aunque, por supuesto, los cobraron puntualmente.
Mientras tanto, la competencia entre quienes se dedican al rubro gastronómico sigue siendo desigual, donde hay poco tenedor y cuchillo y mucha cuchara, y los zarateños siguen eligiendo irse de Zárate para poder disfrutar una salida. ¿Esperarán crear un “Punto Dock Ribera Sur” para “contentar” a quienes no contentaron aún?