Desde Buenos Aires Ahora, se viene realizando un seguimiento de lo que es la ruta de la cocaína hacia dentro de Argentina, más específicamente por medio de la provincia de Salta. El debate se encuentra en la mesa, y en boca de varios ciudadanos a través de este portal.
La ruta histórica de la cocaína que entra a Argentina tiene a Orán, Metán o Tartagal (Salta) en el kilómetro cero. Pero hace años se consolida un nuevo trayecto. En el ambiente se la conoce como "la paraguaya". Es una triangulación: Bolivia (país productor)-Paraguay-Argentina. Con una particularidad: el traslado desde el sur guaraní se hace en avionetas, mediante contratación de pilotos avezados.
La primera escala suele ser en campos de Chaco o Santiago del Estero. Para después "bajar" por tierra hasta Buenos Aires. Y desde allí, los llamados "ejecutivos" de la cocaína harán el mayor negocio que existe en el rubro: exportarla a Europa escondida en contenedores que parten desde los puertos. Por el kilo que pagan en el norte argentino a 2500 dólares reciben 26.500 euros (28 mil de la moneda norteamericana) en España.
Como es un tráfico al por mayor, y de máxima calidad por la alta pureza que exigen los europeos, los policías que investigan "la salida" y "la llegada" de la droga a otros países lo bautizaron como "macro narcotráfico". Es un ambiente en el que se cruzan la élite de los policías, investigadores judiciales y narcotraficantes.
Solo en las dos últimas semanas hubo tres incautaciones: una de 71 kilos, con destino a Valencia (España). Las otras iban para para Amberes (Bélgica): de 78 y 170. Los cargamentos fueron descubiertos en el puerto de Zárate. En noviembre se confiscaron otros 648 kilos en un puerto de Portugal. Habían estado en el de Dock Sud (Avellaneda).
Los casos más emblemáticos son "Manzanas Blancas", de 2010, en el que se secuestraron más de tres toneladas en el puerto de Retiro. Otro es "Carbón Blanco" (2012). El líder de la organización era el abogado y empresario Carlos Salvatore.
Su socio era Patricio Gorosito, un empresario y aficionado al fútbol, creador del club Real Arroyo Seco. En 2006 viajó a cerrar un acuerdo con Joan Laporta, ex presidente del Barcelona, que le entregó una camiseta del club catalán, con la inscripción "Gorosito" en la espalda.
Quién es cada uno en el negocio del narcotráfico
Otro ejemplo de la vinculación del macro narcotráfico y el ámbito empresarial es "Mármol Blanco" (2014). Alfredo Ferrucci fue condenado por el contrabando de 380 kilos a España. Era el dueño de United Stone SA, empresa con la que supo ser proveedor de la Casa Rosada (de las baldosas, entre otras cosas).
Los ejecutivos de la cocaína no se parecen en nada a Miguel Ángel "Mameluco" Villalba, o a Marco Estrada Gonzáles ("Marcos"), ni a Javier "Rengo" Pacheco, líderes de organizaciones de venta de micro narcotráfico en asentamientos de San Martín y Bajo Flores. Tampoco a los miembros de Los Monos, de Rosario.
No viven a los tiros, ni se disputan territorios, ni provienen de sectores marginales, ni son nombrados en la prensa. Tampoco se los suele representar en películas o series.
Los del micro tráfico compran y venden droga en pesos, y comercializan cocaína de baja calidad. Los del macro hacen las transacciones en dólares, y solo ofrecen productos con al menos 85 por ciento de pureza.
Ellos, más que delincuentes, se definen como grandes comerciantes de un producto ilegal, que los puede llevar a la cárcel. En un solo envío de mil kilos a Europa pueden ganar hasta 24 millones de dólares.
Primer tramo de la ruta
Es la zona densamente menos poblada de Paraguay. Allí, en el Chaco paraguayo, donde se pueden encontrar pantanos, lagunas de agua salada, animales silvestres en peligro de extinción, más de 700 especies para el avistamiento de aves, diecisiete comunidades indígenas y sitios históricos referentes a la guerra contra Bolivia, entre otras cosas, comienza uno de los negocios narco más importantes de la región.
El territorio es utilizado para un paso fundamental del comercio: los clanes bolivianos vuelan en avionetas y lanzan cargamentos de hasta 500 kilos de cocaína. Luego, sin bajar a tierra, el piloto regresa al departamento de Beni, desde donde parten 30 vuelos clandestinos por día, según un informe de 2019 de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Narcotráfico (FELCN).
"Corroboramos que existen hasta trueques de cocaína por ganado", le comentaron a este medio fuentes oficiales. El fiscal adjunto Marco Alcaraz, afirmó a los medios: "Hay una organización brasileña que es dueña de la ruta. Si un grupo paraguayo independiente tiene intenciones de usarla, les debe pagar".
Alcaraz se refiere al Primer Comando Capital (PCC), la organización criminal más importante de Brasil, y muy probablemente de Sudamérica. Son los dueños de la ruta por una razón muy simple: es el segundo país con más consumidores de cocaína del mundo, solo después de Estados Unidos, según sus propias autoridades.
Aunque comprarle directamente a los productores bolivianos, y evitar a los paraguayos como intermediarios y aumentar sus ganancias, para transportar la droga hasta Brasil y venderla a lo largo y ancho del país, no es el único gran negocio del PCC.
Se cree que tienen el control del puerto de Santos (ubicado en San Pablo, junto a Colón, de Panamá, los dos más grandes de Latinoamérica), que se convirtió en una escala fundamental para los envíos de cocaína a Europa. Solo entre 2019 y 2020 se descubrieron 47,5 toneladas de droga escondidas en sus contenedores. Los destinos eran Europa, Asia y África.
En esos continentes, el kilo de cocaína puede pagarse entre 28 mil y 120 mil dólares. El mismo producto que los brasileros pagan 1600 en el Chaco paraguayo. Lo que encarece a la cocaína es el transporte: a más lejos de los países productores, más caro es el producto.
Paraguay es el único productor de marihuana de la región. Y podría decirse que en los últimos años se convirtió en un "corredor" de la cocaína, ya que prácticamente la mayoría de los cargamentos que ingresan al país tienen otro destino: o Europa, desde sus puertos, o Brasil, o, desde hace aproximadamente diez años, Argentina.
Con 8 millones de habitantes, el consumo interno no representa un gran negocio. Es por eso que los clanes paraguayos más importantes del sur del país ahora prefieren cruzar cargamentos de cocaína a Argentina.
Esos vuelos narco también servirían para el contrabando de armas. Según la funcionaria, buena parte de las armas que se secuestran en villas porteñas y bonaerenses provienen del Paraguay.
Para que se entienda, hay que conocer los números del mundo narco: un kilo de marihuana en las "chacras" de la frontera sur de Paraguay se puede conseguir a 5 dólares. Ya en Misiones el valor es de 20 dólares, precio mayorista. En Rosario se puede conseguir a 150 dólares al por mayor. Mientras que un kilo de cocaína, colocado del lado argentino, cotiza 2500 dólares.
Otra novedad de los últimos tiempos que confirma que el negocio de la cocaína está en auge en Paraguay es la detención de químicos colombianos, peruanos y bolivianos que hacían sus trabajos en cocinas narco junto a socios paraguayos, ubicadas en territorio guaraní.
Lejos del Chaco paraguayo, un narco de Buenos Aires toma café y come medialunas en un bar de Puerto Madero. Los hangares de avionetas estarían solo en Asunción. O al menos hasta el momento la Policía solo los descubrió en esa ciudad.
Las fuentes oficiales estiman que en Paraguay habría entre 2 mil y 3 mil avionetas. La mayoría correctamente habilitadas para volar. Con la diferencia de que a las narco avionetas les colocan tanques anexos para que la autonomía sea mayor, y les quitan los asientos para introducir más cocaína.
En 2020 secuestraron en Paraguay 425 kilos de cocaína con el conejito de Playboy. Estaban por ser ingresadas a la Argentina. En 2020 secuestraron en Paraguay 425 kilos de cocaína con el conejito de Playboy. Estaban por ser ingresadas a la Argentina.
Segundo tramo de la ruta
En su despacho del centro de Resistencia, Chaco, el fiscal federal Federico Carniel recuerda la mañana arriba de un helicóptero de Gendarmería. Estaban a la altura del Impenetrable, uno de los destinos de las avionetas que parten desde el sur de Paraguay.
El Impenetrable (Chaco) no es el único punto de la ciudad registrado por los investigadores. También saben de Castelli, Miraflores, el Sauzalito, entre tantos puntos más de pistas clandestinas.
Históricamente la cocaína entró al país desde Bolivia, con destino a Salta y Jujuy. Hace diez años que se detectó la ruta Bolivia-Paraguay-Argentina que recorre Clarín, pero con Santiago del Estero y Chaco como lugar de recepción. Se trata de una ruta "consolidada", como la llaman.
El objetivo prácticamente es siempre es el mismo: Buenos Aires. Como no hay registro de los ingresos es imposible afirmar desde qué país ingresa mayor producción.
Lo común es que un representante de la banda que comprará el cargamento reciba al piloto uno o dos días antes. Conocerá la pista y estimará el combustible y la autonomía. Por último, se pactará día y hora de la entrega. Antes de hacer el viaje definitivo, se hará el paso más importante: en una videollamada, el comprador deberá mostrar los bolsos con el efectivo que se cancelará la transacción.
El 31 de marzo pasado se descubrieron 170 kilos de cocaína ocultos en un contenedor cargado con maíz pisingallo que iba a ser enviado desde el puerto de Zárate con destino a Bélgica en un buque de bandera italiana. El 31 de marzo pasado se descubrieron 170 kilos de cocaína ocultos en un contenedor cargado con maíz pisingallo que iba a ser enviado desde el puerto de Zárate con destino a Bélgica en un buque de bandera italiana.
Otra pyme es la de los "transportistas"; los que se encargan de llevar los kilos desde el norte hasta Buenos Aires. "Son empresas criminales", define un fiscal federal que habla en "off the record", en su oficina del centro porteño.
El transportista no compra ni vende: su tarea es recibir la carga y entregarla en destino. A cambio, les pagan 500 dólares por kilo transportado, que reparten entre ellos. Suelen ser grupos de cinco o siete personas, en tres autos.
Hay equipos de transportistas que van armados. Pero solo están dispuestos a abrir fuego en el caso de cruzarse con "El México" (jerga). Es decir, con otra banda que quiera robarles el cargamento. Si los detiene la Policía, lo más probable es que se entreguen sin oponer resistencia.
Hay organizaciones argentinas, o de extranjeros radicados en el país, que ni siquiera invierten para comprar el cargamento a enviar. Según pudo saber este portal, al menos una de ellas propone el siguiente negocio a inversionistas: por el precio de dos kilos de cocaína en Buenos Aires (serían 10 mil dólares), ofrecen el valor de uno vendido en Europa (28 mil).
¿Qué ganan ellos? No correr riesgos. Con esos 10 mil dólares compran 4 en Paraguay, que les generarán 112 mil (a razón de 28 mil por kilo). Con esa estrategia no se hacen problema por el efectivo, la inversión, ni los riesgos. Si la cocaína es detectada, pierden los inversores.
Tener "la llegada" y pagar por recibir la cocaína en puertos europeos no es la única opción de negocios. Morales advierte una tendencia del macro narcotráfico de los últimos años: clanes europeos instalados en Sudamérica. Hacen los contactos para lograr "la salida" en puertos del sur y hacen el recorrido completo, comprando el kilo a aproximadamente 5 mil dólares (según la ciudad en la que se encuentren).
Los españoles se encargan de la logística: es decir que son contratados por los compradores para seguir la ruta. Ya sea haciendo entregas en otras ciudades de España o en países limítrofes (en especial a Italia). A cambio, lo común es que reciban el 20 por ciento de la carga.
Y esa droga se vende y se consume en España. Por eso los llaman "narcotransportistas". Esos kilos pueden llegar a Australia, vía contenedores, y venderse a 120 mil euros. O al país de Oceanía, Asia o África que quieran. En las calles españolas, el gramo de cocaína se consigue a 60 euros.
Vale recalcar allí, el juego de la seducción. Presentarse, una invitación a comer, un regalo, charlas de negocios, un mundo de colores. Le proponen asociarse para volver a enviar contenedores juntos. De mercadería legal. "Pero te meten kilos y no te enterás. Hasta que te dicen 'lo llenamos de droga. Ya eres parte del negocio'". Y salir, no es fácil. De nada. No hay nadie que no se haga adicto a la buena vida.
Ante todo lo referido, desde este medio hay demasiado para contar. ¿Qué falta para hacer referencia en sí?
Investigación:
Miguel Ángel Caminos
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