En Hurlingham, La Cámpora no solo impone su agenda política, sino que parece haber transformado al distrito en su base de negocios privados. En 2023, Máximo Kirchner intentó dar una muestra de autoridad al “enfrentar” al intendente Damián Selci sobre el crecimiento descontrolado de torres de edificios: “Si a vos se te ocurre construir torres por todo Hurlingham, vamos a tener un problema, compañero”. Pero lejos de ser una advertencia real, la frase resultó ser un simple acto político. Las torres no solo continúan multiplicándose, sino que lo hacen al ritmo de los intereses de los principales referentes camporistas.
El actual intendente Selci, lejos de frenar este esquema, lo perpetúa y tiene como socio político a Martín Rodríguez, el ex presidente del concejo deliberante y ex subdirector del PAMI quien precisamente enfrenta denuncias en la Justicia Federal por el desvío millonario de fondos del PAMI a Centros de Jubilados fantasmas en el distrito. La pretendida “contradicción” entre Máximo Kirchner y sus aliados es, en realidad, una cortina de humo.
Selci y Rodríguez actúan en perfecta sintonía, consolidando un modelo de poder que no solo ignora las demandas de los vecinos por una planificación urbana responsable, sino que prioriza los intereses de la agrupación a través de la especulación inmobiliaria. Las torres, más que un cambio en el horizonte de Hurlingham, son el símbolo de un esquema donde la corrupción camporista reina sin oposición.
Con La Cámpora manejando los hilos, el distrito sufre la impunidad de una estructura política que utiliza su influencia para enriquecerse a costa de los vecinos. Qué novedades habrá sobre este tema en Hurlingham, lo veremos próximamente.