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Conurbano Oeste
Casas, calles, negocios y Hospital bajo el agua

Hurlingham sumergida en el abandono de La Cámpora de Selci

Autos flotando en el agua por falta de limpieza de las bocas de tormenta.
Autos flotando en el agua por falta de limpieza de las bocas de tormenta.
El centro de Villa Tesei, Hurlingham, bajo el agua.
El centro de Villa Tesei, Hurlingham, bajo el agua.

Una vez más, Hurlingham se enfrentó a las consecuencias devastadoras de las lluvias por la inacción del intendente camporista Damián Selci, dejando un rastro de desesperación y desamparo entre sus vecinos. Las casas y calles inundadas muestran un panorama desolador, mientras que los negocios, escuelas e incluso la terapia intensiva del Hospital Municipal lucharon por mantenerse a flote en medio de la tormenta.

La falta de respuesta efectiva por parte de Selci y su equipo revela una incapacidad alarmante para abordar esta crisis recurrente. Cada precipitación convierte las calles en caudalosos torrentes que arrastran consigo no solo agua, sino también desechos de todo tipo provenientes de las cloacas, evidenciando la falta de mantenimiento de las bocas de tormenta y la negligencia en la limpieza de los barrios.

Pero la tragedia no se detiene en las vías públicas; penetra en los hogares, escuelas, hospitales y comercios, representando un peligro latente para la salud y la seguridad de todos los vecinos. El Hospital San Bernardino de Siena de Hurlingham, ubicado en German Argerich 1650, se encontró sumergido bajo el agua, con pasillos y consultorios totalmente inoperables. Ante la ausencia de ayuda del Municipio y Defensa Civil, el personal médico se vio obligado a tomar medidas desesperadas, como usar bolsas de residuos patológicos para contener el avance del agua en la terapia intensiva.

La situación se agravó por la falta de previsión ante los pronósticos meteorológicos, que advirtieron sobre la llegada de tormentas con antelación. Esta omisión flagrante refleja la negligencia de la administración municipal en manos de La Cámpora.

Pero la verdadera calamidad se gesta en los días posteriores, cuando el agua estancada se convierte en un criadero de mosquitos, propagando enfermedades como el dengue entre la población ya vulnerable. La escasez de personal médico en los hospitales municipales agrava aún más la situación, dejando a los residentes a merced de una emergencia sanitaria latente.

"Estamos abandonados", lamentó un vecino, sintetizando el sentimiento generalizado de una comunidad desatendida por sus autoridades. Los reclamos a la Municipalidad fueron ignorados durante meses, mientras las condiciones de vida en Hurlingham se deterioran sin cesar. La falta de prevención y la negligencia en el mantenimiento de la infraestructura básica convirtieron las lluvias en una pesadilla interminable para los vecinos del distrito.

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