El Cementerio Parque de Hurlingham, ubicado sobre la calle Juan B. Kiernan en Villa Tesei, enfrenta una crisis de capacidad sin precedentes tras meses de maniobras irregulares, corrupción y abandono, que ocasionó el colapso del predio dejando a los vecinos sin opciones para enterrar a sus seres queridos.

Según trabajadores del lugar, las instalaciones están saturadas debido a una serie de maniobras irregulares que permitieron enterrar a personas provenientes de otras localidades sin cumplir con las normativas municipales.Esta situación se da bajo la gestión del director del cementerio, Hugo Méndez, y del intendente Damián Selci, ambos integrantes de la agrupación política La Cámpora.

Ingresos irregulares y corrupción

Desde diciembre de 2023, cuando la gestión actual adquirió el control del municipio, comenzaron a multiplicarse los ingresos de cuerpos provenientes de otros distritos. Según denuncias internas, Hugo Méndez permitió el ingreso masivo de difuntos de otros municipios, supuestamente a cambio de “favores" con cocherias de la zona para que estas eviten pagar las tasas municipales.

Este esquema, además de perjudicar económicamente al municipio, generó un colapso en la capacidad del cementerio, que ahora se encuentra saturado.

Trabajadores desprotegidos y presionados políticamente

A este panorama de corrupción se suma el maltrato y la desprotección de los trabajadores del cementerio. Según denunciaron, las condiciones laborales son deplorables: Realizan tareas de insalubres sin equipamiento adecuado, como antiparras, mascarillas, ni guantes resistentes; deben manipular restos humanos con guantes descartables que se rompen fácilmente, exponiéndose a riesgos sanitarios graves; y carecen de elementos básicos como pilotos de lluvia o calzado adecuado, los cuales terminaron siendo proporcionados por cocherías locales ante la indiferencia municipal.

Además, los empleados denunciaron presiones políticas siendo obligados a asistir a actos organizados por La Cámpora bajo amenaza de perder beneficios laborales, como el pago de horas extras. Incluso, algunos trabajadores de otros sectores municipales fueron trasladados al cementerio como forma de “castigo”, donde se les imponen tareas insalubres para forzarlos a renunciar. Asimismo, denuncian maltratos constantes por parte del director, quien favorece a ciertos empleados ligados a su agrupación política mientras somete al resto a un ambiente laboral hostil.

Abandono y desidia

El colapso de capacidad no es el único problema que afecta al cementerio. Muchas tumbas abandonadas que deberían haber sido removidas siguen ocupando espacio útil, mientras que las áreas comunes presentan un deterioro evidente, con pastizales altos y mantenimiento deficiente. Según empleados, los pedidos de ayuda para solucionar estas cuestiones son sistemáticamente desestimados por las autoridades municipales.

A esto se suma la falta de planificación para expandir la capacidad del cementerio o implementar políticas que priorizan a los vecinos de Hurlingham, perpetuando el problema y dejando a las familias locales sin opciones en momentos críticos.

El precio de una gestión irresponsable

El cementerio se convirtió en un símbolo del abandono estatal, con trabajadores desprotegidos y una gestión en manos de Selci marcada por la corrupción y el maltrato. Mientras tanto, los empleados siguen esperando respuestas de las autoridades municipales, quienes esquivan los reclamos y justifican la falta de acciones alegando “procesos largos y complejos”.

Por el momento, el miedo a represalias silenció muchas voces, pero las denuncias de los trabajadores comienzan a hacerse escuchar.