Kimberly Barrientos es la hija de Maruja Pérez Chacón y hermana de Cielo Shirley Barrientos, mujeres asesinadas en febrero del 2017 en Punta Lara. El juicio se está desarrollando en La Plata y, como ella vive en Perú y es de una familia humilde, no puede viajar para presenciar el debate. La joven no recibió ayuda del Ministerio de las Mujeres ni de ningún organismo de Derechos Humanos.
Así lo confirmó la propia Kimberly en diálogo con este medio, a quien nadie le tendió una mano más que la comunidad peruana, quienes llegaron a recolectar apenas 90 mil pesos, pero el viaje cuesta más de 170 mil ida y vuelta. "Se me hace imposible viajar y estoy desesperada. Necesito estar en el juicio", aseguró. A pesar de eso, la mujer cree que no podrá estar presente ya que el debate por la muerte de su mamá y si hermana termina esta semana.
Madre e hija desaparecieron el 28 de enero del 2017 y sus cuerpos fueron encontrados una semana después enterrados en el patio de la casa de Hidalgo Hidalgo alias "Ninja" (el principal sospechoso), ubicada sobre la Avenida Brown, de Punta Lara. El presunto femicida, quien tenía una relación con las víctimas, fue capturado en la provincia de Misiones, ya que se mantuvo prófugo luego del hecho.
En los alegatos de apertura, la fiscal de juicio, Leila Aguilar, aseguró que intentarán probar que Hidalgo cometió “uno de los hechos más graves que existen en el código penal, quien utilizó un arma blanca, tipo cuchillo o otro elemento con filo, atacó a Maruja Chacón Pérez, que se encontraba con su hija de 15 años”.
La funcionaria aclaró que el femicida le asestó “cuatro puñaladas en el cuello y el resto en la zona alta de la espalda”, y que la lesión que le provocó la muerte fue la que impactó en la médula ósea.
“Esto nos permite sostener que el crimen fue con ensañamiento. A la víctima le causó un dolor extremo”, añadió.
En cuanto a la hija de Maruja, la fiscal determinó que la muerte se produjo una vez enterrada y que fue por asfixia. “Hidalgo le causó un golpe en la cabeza, que la colocó en un estado de inconsciencia que no pudo defenderse y la apuñaló en el cuello de 10 puñaladas. Después, se encargó de cubrirla con una sábana, le colocó una bolsa en la cabeza y le ató las piernas. Cielo termina muriendo por asfixia por sofocación y fue enterrada viva”, sostuvo.
“Tras el crimen, cavó un pozo, colocó los dos cadáveres y los cuchillos, la bombacha de la nena y enterró todo en la parte trasera de la vivienda. Después lo cubrió con tierra y colocó sobre ello una parrilla para disimular el lugar”.
“Era una persona fabuladora, con conocimientos para hacer cuchillos y espadas. Le habian puesto el apodo de ninja”, añadió.
La defensa y la estrategia de Hidalgo
Lucas Bianco, abogado defensor del imputado alegó y dijo que su cliente es ajeno al hecho que le imputan, además criticó teoría del caso y a la fiscalía al decirle al jurado: “Es fantasioso el caso que presentó la fiscal, yo prefiero las series de zombies de Netflix”, dijo y agregó: “No niego que los hechos ocurrieron, yo voy a cuestionar la autoría”.
Por su parte Hidalgo pidió declarar y marcó que su exesposa, Celeste Zeles, fue la autora de los asesinatos en conjunto con Ayelén Arredondo (una de sus ex novias asesinada en 2021 en La Plata): “Yo no dije nada de esto porque Celeste es la madre de uno de mis hijos. Pero grabé todas las conversaciones que tuve con ella en donde ella confesó los hechos”, dijo Hidalgo quien además se sometió a las preguntas de la fiscalía. Declaró durante 20 minutos.
Uno de los testigos que declaró en la primera audiencia fue Mario Alberto Vallejos, amigo de Maruja. “Al imputado lo vi en un cumpleaños una vez sola, el 23 de diciembre del 2016. Me acuerdo que me dijo cosas feas al oído. Se me acercó cuando estaba bailando, me dijo si yo estaba caliente con la señora. Yo no lo conocía y era un atrevimiento decirme eso”. También contó que la víctima había llegado de Perú a “mejorar su vida”, que se desempeñaba como enfermera y que tenía dos hijos en ese país a quien le mandaba dinero. También reveló que el imputado le había prometido trabajo.
El segundo en declarar fue el perito de la Policía Científica, especialidad criminalística de campo, Alfredo Mendez, quien fue el encargado de llevar adelante el relevamiento de los hechos. En ese entonces, el jefe de la subdelegación Policía Científica con sede en Ensenada recibió el llamado del fiscal Romero para hacer una diligencia por averiguación de paradero.
“Como ese predio estaba sospechado, el doctor nos pidió que me apersone a hacer una inspección del lugar. Era una casa de dos plantas y estaba casi vacía. Había un casco, algunas botellas, ropa. Se nota, según mi apreciación fue deshabitada rápido. Como quien dice, agarraron las cosas y se fueron, pero quedaron prendas”, contó el perito.
Y añadió: “En el garage vimos bolsas de residuos y un cuchillo. También había manchas hemáticas compatibles con sangre, las que intentaron ser ocultadas con pintura negra”.
Las fotografías de la escena del crimen fueron exhibidas y el perito contó que los cuerpos estaban enterrados en el patio, con unos 40 centímetros de profundidad. El lugar estaba revestido con tierra que fue removida y cubierto con una parrilla. “El lugar estaba simulado”, aseguró el fiscal.
Los testigos de la casa rodante
Una pareja oriunda de zona oeste de la provincia fueron testigos a oídas del hecho y atestiguaron este martes ante el jurado popular. Ambos coincidieron en que la noche del asesinato estaban acampando con su casa rodante al lado de la vivienda donde ocurrieron los hechos y sostuvieron que oyeron gritos provenientes de esa propiedad, pegada al Palacio Piria y en una zona descampada. “Por favor, señor, dejeme ir”, dijo que oyó uno de los testigos. “Era la voz de una persona jovencita y tenía acento como peruano o boliviano”, aseguró.
Lo mismo replicó la mujer, su pareja, quien describió que la casa estaba oscura pero que se oían “gritos, música y después una discusión”. Asimismo, dijo que “de repente, esos gritos cesaron y la música se apagó. Después nos fuimos a dormir y a los dos días nos fuimos del lugar”.
Otros testigos que declararon fueron sus compañeros de trabajo, quienes describieron que Hugo Hidalgo era una persona que tenía habilidades para hacer armas blancas, que era muy rápido y que tenía fuerza. También refirieron que el hombre frecuentaba con mujeres de corta edad, adolescentes.
Fue un crimen con ensañamiento
En la jornada de este miércoles, declararon los peritos forenses que analizaron los cuerpos de las víctimas y sus pertenencias, las cuales fueron halladas enterradas en el patio de Hidalgo. Los médicos describieron que Maruja tenía 14 puñaladas, pero una se la asestaron de manera violenta y con mucha fuerza en la médula espinal, que fue la herida que le causó la muerte.
Por otro lado, aseguraron que Cielo no tenía la ropa interior de abajo, es decir la bombacha, y que tenía al menos 10 heridas corto punzantes. Pero, a pesar de esas lesiones, su muerte se dio por asfixia mecánica, que posiblemente fue enterrada con vida y que la bolsa que tenía en la cabeza le habría causado el fallecimiento.