Tras la votación de la ley bases en el Senado de la Nación, que tuvo al legislador Maximiliano Abad como un importante protagonista, se reformula la correlación de fuerzas en el centenario partido de la Unión Cívica Radical (UCR).
Abad entendió que tenía que arriesgar para lograr mayor protagonismo y empoderamiento y fue por eso que pasó de la abstención en el tratamiento del DNU 70/23 a un encendido apoyo a la ley que propone la Casa Rosada y que trae una serie de cambios en materia impositiva, laboral y de nuevo régimen de inversiones, entre otros rubros.
¡Gran jornada ayer en Tres de Febrero! Visitamos el merendero “El Rincón de Leoncia“, la Cámara de Industria y Comercio, el Sindicato de Trabajadores Municipales y terminamos el día con una paella riquísima en el comité de la UCR.
— Maxi Abad (@MaxiAbad) September 16, 2022
Seguimos recorriendo cada lugar de la Provincia. pic.twitter.com/MezLIm10JV
Votó en total consonancia con la mayoría de sus colegas de bloque, dejando en una soledad extrema al porteño y titular del Comité Nacional, Martín Lousteau, siendo ese un dato no menor.
Ocurre que Abad, con su intervención colaboró y en demasía con la reducción de la alambrada que encierra y limita en sus maniobras al senador y economista porteño, al punto de quedar prácticamente sin posibilidades de un mayor despliegue.
El otro dato a tener en cuenta es que Abad se incorporó como una pieza clave en el entramado que componen política y territorialmente el conjunto de los 5 gobernadores radicales, quienes vienen manifestándose y actuando en equipo, ninguneando al titular del Comité Nacional.
La decisión de Abad volcó la balanza en favor de una postura que priorice más un discurso antikirchnerista que antioficialista y, junto con los mandatario pregona a los cuatro vientos que no se regrese a la experiencia del período que dominó la ex presidente Cristina Fernández de Kirchner y sus estilos plenamente populistas y con causas judiciales que no terminan de aclararse.
Así las cosas, el rompecabezas termina de armarse con Abad que acerca al radicalismo bonaerense al esquema de los gobernadores y juntos se acoplan a la alianza (en ciernes) conformada por La Libertad Avanza (LLA) y los dirigentes y militantes que hace ingresar masivamente la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich.
El acercamiento del radicalismo bonaerense a este complejo armado debería ser tomado con pinzas si se tiene en cuenta que posiblemente en noviembre haya renovación de autoridades en el comité provincia donde Abad, por carta orgánica, debe dejar su condición de conductor.
Igualmente, el marplatense avanzó y ya prácticamente firmó en los hechos un pacto político importante con los mandatarios provinciales para jugar en equipo y tiene elementos suficientes como para negociar la sucesión con alguien que responda a estos lineamientos.
Es cierto que en el universo de las negociaciones Abad y sus coterráneos deliberarán sobre si seguir los lineamientos de esta posición nacional implica un verticalismo excesivo o pueden admitirse un esquema de sociedad en el cual la UCR bonaerense sea un socio con importantes acciones y esto, en buen romance, implica mantener cierta autonomía y no ser furgón de cola de los gobernadores.
Eso es justamente lo que vienen deliberando Abad y sus socios en Provincia, en la alianza que mantiene con su antecesor y ex vicegobernador bonaerense, Daniel Salvador.
Mientras tanto, esperan la bendición para ocupar la titularidad del Comité Provincia los 2 probables candidatos a la sucesión como es el caso del ex intendente de Trenque Lauquen, Miguel Fernández, y el diputado Fabio Quetglas.
Se trataría de una sucesión segura, dado que hay una oposición interna muy diferente a la del 2021 y que, por momentos, aparece muy disgregada.
Ante este panorama, Abad se empodera cada vez más, porque se transforma en el socio por afuera del futuro conductor del radicalismo bonaerense y socio e interlocutor legítimo con la verdadera fuente del poder actual que hoy representan hasta el 2027 los 5 gobernadores radicales.