“El público necesitará tomarse un descanso conmigo”. Hace cuatro años, Jennifer Lawrence desveló en su entrevista de portada de la edición estadounidense de Vogue que ya percibía cierto cansancio entre el público por su sobrexposición mediática.

Después de conseguir tres nominaciones al Oscar y una victoria en apenas cinco años, Lawrence comenzó a ser consciente de que no caía precisamente bien. “Incluso a los extraterrestres les irrito”, dijo en aquella entrevista.

Puede que ese cansancio del que hablaba Jennifer Lawrence haya motivado que los dos últimos años haya estado alejada del centro de atención.

Una de sus últimas apariciones públicas, en la promoción de su película Gorrión rojo, generó mucha polémica al haber tenido que posar con un vestido de tirantes mientras sus compañeros de rodaje posaron ante los focos con abrigos de paño y abrigados.

Desde que se casó con el galerista Cooke Maroney en un castillo famoso por albergar fantasmas en octubre de 2019, Lawrence ha mantenido un perfil discreto durante todo el confinamiento y la post pandemia.

Hasta ayer, la intérprete regresó a la alfombra roja después de 18 meses. Con gafas de sol, melena suelta y actitud relajada, Lawrence se dejó ver y posó para la prensa en desfile de alta costura de Christian Dior, firma de la que es imagen y embajadora, que inauguraba las colecciones de alta costura de otoño de 2021 en París.

Lawrence apareció con un vestido de lunares en blanco y negro , ceñido con un cinturón adornado con el logotipo clásico «CD» de la casa y zapatos de tacón negros con un detalle de lazo.