Fue una derrota que arrebató la ilusión. Si a Independiente aún le quedaba la esperanza de clasificar a la Copa Sudamericana del año que viene, la caída ante Central Córdoba de Santiago del Estero fue un duro golpe que comenzó a desmoronar las posibilidades de hacer uso del pasaporte para disputar la competencia internacional.
El Rojo quedó a ocho puntos de Tigre, el último equipo que podría entrar al certamen continental. Un rival con el que se medirá en la próxima fecha en Victoria, a falta de apenas cuatro fechas para el desenlace de la Liga. Para el Ferroviario fue una victoria muy valiosa. Y no sólo porque logró imponerse ante un grande y a domicilio, sino porque además se garantizó la permanencia en Primera.
Independiente fue superior en un primer tiempo muy opaco, con escasas situaciones de gol y poco juego fluido. Al conjunto de Julio César Falcioni le costó elaborar y generar a través de maniobras de elaboración colectiva.
Ante la imposibilidad de fabricar espacios por el centro contra un adversario que se abroqueló y fue muy compacto, la estrategia de los de Avellaneda consistió en intentar hacer ancha la cancha con los laterales: Alex Vigo y Edgar Elizalde intentaron aportar profundidad en todo momento.
El Rojo tuvo la pelota en esa primera etapa, pero le costó llegar: un disparo de Lucas González que pasó cerca de la base del palo y otra chance que tuvo Vallejo fueron las más claras del local.
Independiente pagó un precio muy elevado por no haber podido aprovechar las oportunidades que se le presentaron. Central Córdoba, en cambio, sacó rédito de cada chance que tuvo y no perdonó los graves errores defensivos que cometieron los dirigidos por Falcioni. Los santiagueños se hicieron fuertes desde el orden, mantuvieron poca distancia entre líneas y fueron muy disciplinados a la hora de ejecutar el plan de juego pergeñado por Abel Balbo.
Los dos goles del Ferroviario fueron la consecuencia de fallas muy puntuales de la última línea del Rojo. Jesús Soraire abrió el partido en el amanecer del complemento luego de una acción en la que se equivocó Iván Marcone y, principalmente, Elizalde, quien quedó pagando y sin marcar a nadie. Al rato, el local tuvo la oportunidad de igualarlo con un cabezazo de Leandro Benegas que se estrelló en el travesaño: nadie llegó a capturar un rebote muy favorable.
El segundo grito del visitante derivó de un blooper, ya que hubo una pésima e insólita salida de Milton Álvarez, quien hizo un mal cálculo a la hora de salir a cortar un centro, y Juan Insaurralde completó el paso de vodevil al empujar la pelota dentro de su propio arco.
Independiente no se rindió e insistió hasta el final. Luego del descuento del uruguayo Elizalde, el Rojo intentó acorralar, empujado por el aliento de su público. Sin embargo, no tuvo resto para llegar a la igualdad y sufrió una derrota que le cortó una racha de cinco triunfos consecutivos por la Liga y que, además, prácticamente le cortó las alas en su lucha por entrar a la Sudamericana.
Central Córdoba celebró la victoria casi como un título en pleno campo de juego. Y no es para menos: se garantizó la continuidad en Primera. En el Rojo, donde nadie sabe a ciencia cierta qué va a pasar con Falcioni después de diciembre, la ilusión copera se apaga.
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