El 17 de julio del 2020 el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, anunció el comienzo de una “cuarentena intermitente” para dejar atrás el aislamiento duro que se había instalado como consecuencia del aumento de casos de COVID-19.
Ya sabido el “apoyo” para Alberto Fernández, ahora, el gobernador, planteó un avance lento y escalonado en la apertura de actividades, íntimamente relacionado al aumento de casos y de camas de terapia intensiva.
Restricciones intermitentes para pasar el invierno: la proyección de Axel Kicillof para soportar el impacto de la segunda ola en los próximos meses https://t.co/k5blPQlgB6
— Argentina Noticia (@AEN_OK) May 10, 2021
Según su mirada, en la que muchas veces falla y deja mucho que desea, cuánto menos casos, menos restricciones. Más casos, más restricciones. Medidas intermitentes según la realidad epidemiológica. Mientras tanto, la gente se cansa de las idas y vueltas. Kicillof ya tiene decidido mantener las medidas restrictivas hasta que pase el invierno, el momento donde las autoridades sanitarias esperan que los casos aumenten y el sistema sanitario vuelva a sufrir.
Uno de los temas y decisiones más cuestionadas para el gobernador, fue sin dudas el tema de las clases presenciales, en las que, el regreso a la presencialidad en las aulas dependerá exclusivamente de los datos epidemiológicos. Kicillof no dudará si tiene que extender la virtualidad en los colegios con el fin de bajar el nivel de contagios, mientras los chicos, siguen con la “educación” a distancia.
Mientras tanto, se mete en medio de la pólemica en cómo se encuentra la relación con el ministro de Economía, Martin Guzmán, donde Kicillof no estaría muy de acuerdo en algunas acciones llevadas a cabo por uno de los hombres de confianza en para su gobierno de Alberto Fernández.
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