Por Eduardo Rivas
Ardua tarea tendrán las nuevas autoridades de la Secretaría de Salud municipal, que reciben tierra arrasada. Sabido es que muchos profesionales decidieron dar un paso al costado dadas las condiciones laborales del municipio, que paga poco y mal, que son maltratados, que no fueron reconocidos más allá de lo discursivo, y que a muchos otros, mezclados entre algunos pocos nombramientos merecidos, se los “empoderó” (nunca mejor utilizada la palabra), para no perder el poder. No es necesario ser general para mandar, a veces basta con ser sargento si se mueven correctamente los hilos que corresponden.
La realidad quedó expuesta la semana pasada cuando ATE denunció que no había médicos de guardia para cubrir las necesidades del Hospital Favaloro y pese a que el municipio ofreció el pago doble de las guardias, no consiguió profesionales. ¿Qué solución se encontró entonces? Trasladar al SEMU, que curiosamente no depende de la Secretaría de Salud en el organigrama municipal, al Hospital Favaloro para que entre ambos se encargaran de capear el temporal.
Y afortunadamente solo fueron pocas gotas las de aquella noche porque ni siquiera juntos estaban en condiciones de poder garantizar un servicio en caso de emergencia ya que el SEMU tenía limitados sus recursos porque hay ambulancias que están en reparación y, en consecuencia, aplicaba un triage de emergencia antes del triage del Favaloro. Dicho en criollo, pidieron evaluar muy precisamente cuáles eran emergencias reales a fin de poder manejar las prioridades.
¿Podrán accionar las nuevas autoridades de acuerdo a la realidad y sus creencias de gestión? Difícil predecirlo ya que es un terreno plagado de minas antipersonales. Las intrigas palaciegas están a la orden del día y sin dudas dificultarán cualquier política en serio que no traiga dividendos inmediatos a quienes creen que manejan la situación.
Como sabemos, Osvaldo Cáffaro pidió licencia porque “he sido convocado a formar parte del gobierno nacional en el Ministerio de Desarrollo Territorial y Hábitat”, pero los muy ingratos aún no lo han designado en puesto alguno, por lo que en la práctica es un desempleado… pero con la puerta abierta para poder jugar en 2023. En términos familiares esto significó un golpe económico, ya que dejó de percibir (¿Dejó de percibir?) dinero del municipio y, en simultáneo, Patricia Moyano dejó de ser legisladora provincial, lo cual significó un fuerte descenso en los ingresos familiares.
Sin embargo, así como “desafortunado en el juego es afortunado en el amor”, inutilidad en gestión pública es utilidad para el gabinete municipal zarateño, por lo que rápidamente consiguió nuevo trabajo Patricia Moyano. Aunque aún no lo hayan anunciado, y quizás porque con ella también “Se vienen manteniendo negociaciones desde hace 15 días”, la primera dama en uso de licencia ocupa el puesto dejado vacante por el intendente putativo, y que no existe en el organigrama municipal vigente, Secretaria general, cargo que está por encima de la Jefa de Gabinete que a su vez está por encima del resto de los Secretarios, una suerte de acumulación de capas geológicas de funcionarios que cobran mucho y hacen poco o nada. Por lo menos algo relevante más que pasar por Caja.
Y mientras los funcionarios políticos brillan por su ausencia, la situación de salud por Covid-19 en Zárate está desbordada. En una semana los casos crecieron un 64,4 por ciento y la tasa de positividad un 67,0 por ciento. Y nadie da la cara ante los vecinos. Y nadie exige que la den. ¿Dónde está Ariel Ríos? ¿Dónde están los concejales? Nadie llegó a los puestos que ocupan por un aviso clasificado en el diario, están donde están porque quieren estar. Y hay que hacerse cargo del rol que desempeñan. No sirve irse de vacaciones, no sirve sacarse fotos de ocasión, hay que estar donde se debe estar en el momento en que se debe estar.
La situación del agua en medio de varios días continuos de mucho calor, tres cuarto de lo mismo.
Los hechos de inseguridad, a la hora del día.
Cada vez más. Cada vez peor.
Pero las preocupaciones del Departamento Ejecutivo son emitir decretos con “premios” y “castigos”, promocionando gente y echando otros.
¿Seguirá Florencia Diez una vuelta más ahora que sus jefes son Moyano y Ríos? ¿Qué rol desempeña Julián García? ¿Para qué necesita una ladera como Cecilia Colombo?
Y todavía no terminó el 2021, cuando todos saben que en el municipio enero es el “mes maldito” en el que la calesita gira más rápido y deja a un costado a quienes no están bien agarrados. Época en la que los todólogos juegan al baile de la silla y pasan a ocupar cargos para los cuales no están preparados y pretenden dar cátedra de qué se debe hacer.
Época de cuidados especiales, por el Covid-19 y porque tanta mina puesta en el camino provoca muchas explosiones, incluyendo daños colaterales…